Atribución a Capacidades Propias. [No Soy Capaz]

Una forma común y a menudo perjudicial de explicar los fracasos o contratiempos es atribuirlos a factores internos y estables.

Es decir, a las propias capacidades, inteligencia, talentos innatos o incluso a la personalidad, percibidos como aspectos inmutables del ser.

Este tipo de atribución se resume en la idea de "la culpa es mía por mis capacidades" o, más llanamente, "he fracasado porque no valgo para esto" o "no soy lo suficientemente inteligente".

Características de la Atribución Interna Estable Negativa

Cuando se recurre a esta explicación, la responsabilidad del resultado negativo se internaliza completamente, pero se vincula a características personales que se consideran inherentes y difíciles, si no imposibles, de cambiar.

La persona siente que el fallo se debe a una carencia fundamental en su "forma de ser" o en sus aptitudes básicas, y no a factores externos o a aspectos variables de su desempeño.

Esta perspectiva implica una sensación de que no se tiene control sobre la posibilidad de que la situación cambie en el futuro, ya que si el problema radica en una capacidad innata deficiente, se asume que se seguirá siendo así.

Desestimación de Otros Factores

Al adoptar esta atribución, se suelen pasar por alto o minimizar otras influencias importantes que podrían haber contribuido al fracaso.

No se tienen en cuenta las circunstancias externas (como la dificultad de la tarea, la falta de recursos o la mala suerte), ni el propio esfuerzo invertido (que es un factor interno pero variable), ni el nivel de conocimiento o preparación (que también puede modificarse).

Incluso cuando se ha tenido éxito en el pasado, si la atribución de los fracasos es consistentemente interna y estable, se puede llegar a dudar de esos éxitos previos, considerándolos quizás como golpes de suerte o excepciones.

Consecuencias en el Bienestar y la Motivación

Este patrón de pensamiento tiene consecuencias negativas significativas para el bienestar emocional y la motivación.

Si una persona cree que sus fracasos se deben a una incapacidad fundamental, es probable que experimente sentimientos de inutilidad, baja autoestima y desesperanza.