Pilar 2. Potenciar tu Pensamiento. Flexibilidad y Adaptabilidad Mental

El Segundo Pilar: Convertirse en el Jefe de tu Cerebro

El segundo pilar de la resiliencia es el de potenciar tu pensamiento, que consiste en convertirte en el verdadero jefe de tu propio cerebro.

Las personas que desarrollan su resiliencia adoptan una mentalidad fortalecedora y deciden conscientemente cómo pensarán cuando se enfrenten a las dificultades de la vida.

Se cuentan a sí mismas historias de empoderamiento sobre su capacidad para manejar los retos, en lugar de adoptar narrativas de víctimas que les quitan el poder.

No tienes por qué aceptar la primera respuesta de tu cerebro ante un factor estresante, ya que tienes la capacidad de desafiarla y de elegir otra.

Este pilar se fundamenta en la idea de que somos los autores de nuestros pensamientos y que podemos dirigirlos hacia un lugar de fortaleza y no de debilidad.

Definiendo la Flexibilidad y la Adaptabilidad Mental

Un aspecto fundamental de potenciar tu pensamiento es el de tener un punto de vista que sea mentalmente flexible y, sobre todo, que sea muy adaptable.

La adaptabilidad es la capacidad de poder ajustarse con rapidez y eficacia a las nuevas situaciones y a las cambiantes circunstancias que la vida nos presenta.

Por otro lado, la flexibilidad es la habilidad de ajustar tus acciones, tus planes y tus comportamientos para que se alineen con la realidad del momento actual.

Estas dos cualidades te permiten afrontar los retos de la vida con una mayor gracia, reduciendo la fricción y el sufrimiento que genera la resistencia al cambio.

Implican estar abierto a nuevas posibilidades y no cerrarse a una única forma de ver o de hacer las cosas, lo cual es esencial para la resolución de problemas.

El Peligro de la Rigidez Mental

El comportamiento opuesto a esta mentalidad de empoderamiento es el de ser una persona mentalmente rígida, lo cual es una fuente segura de estrés y de frustración.

La rigidez tiene que ver con aferrarse a la forma en que las cosas son o fueron en el pasado, negándose a aceptar la nueva realidad que se presenta.

Cuando las circunstancias cambian, la persona rígida, en lugar de fluir con el cambio, se aferra con más fuerza a sus viejas expectativas, generando un gran sufrimiento.

Esta resistencia a lo nuevo le impide aprender de las experie