Pilar 1. Honrar tus Sentimientos y la Autorregulación Emocional

El Papel Central de las Emociones en la Adversidad

El primer pilar para construir la resiliencia es el de aprender a honrar tus sentimientos, ya que el estrés y la adversidad generan emociones negativas.

Debemos comprender que cuanto mayor es el factor estresante al que nos enfrentamos, más intensas y mayores serán las emociones que experimentaremos en nuestro interior.

No llamaríamos a una situación estresante, traumática o difícil si esta no tuviera un impacto directo en la manera en que nos sentimos internamente.

Las emociones son el lenguaje a través del cual nuestro ser nos comunica que estamos atravesando una situación que requiere de toda nuestra atención y de nuestra energía.

Por lo tanto, el punto de partida para ser más resilientes no es negar lo que sentimos, sino todo lo contrario: reconocer su presencia y su importancia.

El Valor de Todas las Emociones, Incluidas las Negativas

Todas nuestras emociones, incluso aquellas que consideramos negativas y que detestamos, forman parte del valioso y complejo tapiz que conforma el resto de nuestras vidas.

No podríamos conocer la alegría sin la tristeza, o la confianza sin haber experimentado la duda, ya que las emociones se definen por sus propios opuestos.

Además, nuestras emociones nos alertan sobre lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y nos ofrecen pistas muy importantes sobre cómo deberíamos responder a las situaciones.

Es por esto que podemos y debemos aprender de todas nuestras emociones, viéndolas como mensajeras en lugar de como enemigas que debemos suprimir a toda costa.

El Problema de la Desregulación Emocional

El verdadero problema no es la existencia de las emociones negativas, sino lo que sucede en nuestro interior cuando no somos conscientes de ellas y de su impacto.

Cuando no somos conscientes, permitimos que nuestras emociones nos desborden por completo, lo que nos conduce a un estado de desregulación emocional que es muy perjudicial.

En este estado, son nuestras emociones las que empiezan a controlarnos a nosotros, en lugar de ser nosotros quienes tenemos el control sobre lo que sentimos.

Esta pérdida de control nos impide poder responder a los desafíos de una forma que sea constructiva, dejándonos a merced de reacciones impul