Preguntas Clásicas y de Personalidad

"Cuéntame sobre ti"

Esta interrogante, aparentemente inocente y abierta, suele ser la apertura estándar de la mayoría de las entrevistas y representa la primera oportunidad para establecer el tono de la conversación.

El objetivo no es recitar la biografía completa desde la infancia ni leer el currículum cronológicamente, ya que el entrevistador ya tiene esa información escrita.

La estrategia correcta es construir un discurso de elevador ("elevator pitch") de no más de 90 segundos que actúe como un tráiler de la película profesional del candidato.

La estructura ideal debe conectar el pasado, el presente y el futuro, alineándose siempre con los requisitos de la vacante.

Por ejemplo, en lugar de decir "nací en tal ciudad y estudié tal cosa", un profesional podría comenzar diciendo: "Soy un arquitecto apasionado por el urbanismo sostenible (Presente/Identidad), con una trayectoria de diez años transformando espacios públicos en tres continentes (Pasado/Logro).

Actualmente, busco aplicar mi experiencia en normativas ecológicas para liderar proyectos de regeneración urbana en su firma (Futuro/Alineación)".

Es crucial mencionar cualidades específicas que la oferta demanda, como la capacidad de adaptación o el aprendizaje continuo, integrándolas en la narrativa personal para que el reclutador sienta que el candidato encaja naturalmente en la cultura de la empresa.

Fortalezas y debilidades

La pregunta sobre las debilidades es una prueba de autoconciencia y honestidad, no una invitación al sincericidio.

La táctica consiste en elegir una debilidad real pero que no sea crítica para el desempeño del puesto al que se opta.

Jamás se debe decir "soy perfeccionista" (un cliché gastado) ni confesar un defecto fatal como "soy desorganizado" si se aplica a un puesto administrativo.

Lo adecuado es mencionar un área de mejora y, acto seguido, explicar las medidas concretas que se están tomando para corregirla.

Por ejemplo: "Me costaba delegar tareas porque quería controlar el resultado final, pero ahora utilizo herramientas de gestión de proyectos para supervisar sin microgestionar, lo que ha mejorado la eficiencia de mi equipo".

Respecto a las fortalezas, estas deben seleccionarse en función de lo que la empresa valora más.

Si la descripción del puesto enfatiza la innovación, se debe relatar una situación donde la creatividad del candidato resolvió un problema complejo.

No basta con enumerar adjetivos; hay que "mostrar" la fortaleza mediante una micro-historia que valide la afirmación.

Si la fortaleza es la resiliencia, se puede narrar cómo se superó una crisis de mercado inesperada, demostrando así la competencia en acción.

Motivación y cambio

Cuando se inquiere sobre los motivos para dejar el empleo anterior o el interés en el actual, la regla de oro es la positividad.

Nunca se debe criticar a antiguos jefes, compañeros o la cultura de la organización previa, incluso si la experiencia fue negativa, ya que esto proyecta una imagen conflictiva.

La respuesta debe enfocarse en la atracción hacia nuevas oportunidades ("correr hacia algo") y no en la huida de problemas ("huir de algo").

Una respuesta sólida sería: "He aprendido mucho en mi rol actual, pero he alcanzado un techo en cuanto a responsabilidades técnicas.

Busco un entorno donde pueda enfrentar desafíos de mayor escala y seguir desarrollando mis habilidades en inteligencia artificial, área en la que su empresa