Fomentar asertividad, expresión emocional y manejo de críticas

La recuperación funcional en personas con depresión depende en gran medida de la reincorporación progresiva a sus actividades diarias. Estas rutinas permiten restablecer una estructura en el tiempo, mejorar el estado de ánimo y reducir los niveles de ansiedad o desesperanza.

Es fundamental identificar, junto con el paciente, aquellas actividades que antes resultaban gratificantes o que desea retomar. Se recomienda iniciar con tareas simples, realistas y placenteras, para evitar frustraciones.

Estas se pueden organizar en un horario semanal, similar a una agenda, que ayude a distribuir las actividades a lo largo del día y los días de la semana. La activación conductual, como parte de la intervención, busca precisamente esto: que el paciente empiece a moverse, a actuar, y que experimente los beneficios emocionales de estar activo.

Recuperar actividades como levantarse a una hora fija, asearse, alimentarse bien, caminar, conversar o incluso realizar pasatiempos, es clave para reconstruir la motivación y el sentido de control sobre la propia vida.

Este proceso también permite reforzar la autonomía personal, el contacto social y la autoestima. Conforme el paciente logra cumplir con algunas tareas, se incrementa su confianza y se facilita la incorporación de actividades más complejas. Por ello, retomar rutinas saludables no solo es un objetivo terapéutico, sino también una herramienta efectiva para la prevención de recaídas.