La calidad nutricional de la dieta

Para evaluar la calidad nutricional de la dieta, debemos tener en cuenta muchos elementos relacionados con las cantidades y cualidades de los alimentos que con regularidad emplea un individuo, para satisfacer sus necesidades nutritivas. Sin embargo, se pueden evaluar otros aspectos nutricionales, que influyen de manera general, en la salud de toda la población o en la mayoría de ésta.

Para juzgar la calidad de la dieta de manera general se deben evaluar los siguientes aspectos:

• Los hábitos alimentarios.

• La distribución de la energía que aporta cada una de las comidas.

• La comparación de los aportes de la dieta con las ingestas recomendadas.

• Determinar los valores energéticos y el perfil calórico de la dieta.

• Valorar la densidad de los nutrientes en la dieta.

Los hábitos alimenticios que una persona adopta diariamente, dependiendo de sus preferencias alimentarias, su situación económica y su entorno social, entre otros factores, forman parte de su patrón de alimentación.

A continuación, algunos hábitos alimenticios que influyen directamente en la calidad de la dieta:

• Diversidad en la alimentación: quienes, por diferentes motivos, excluyen ciertos alimentos de su dieta, pueden estar en riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales. Por ejemplo, una dieta baja en proteínas de origen animal puede tener insuficiencia de hierro, lo que podría conducir a anemia ferropénica.

• Cantidad y distribución de las comidas: la alimentación diaria debe organizarse de manera adecuada a lo largo del día, con porciones apropiadas para cada momento. Por ejemplo, las cenas deben ser ligeras y consumirse al menos dos horas antes de acostarse. Aquellos que cenan en exceso justo antes de dormir pueden sufrir problemas digestivos y obesidad.

Hábitos alimentarios

Los patrones de alimentación que el individuo sigue a diario, en dependencia de las preferencias alimentarias, la situación económica y el medio social, entre otros factores, constituyen los hábitos alimentarios.

Algunos hábitos alimentarios que inciden de manera directa en la calidad de la dieta:

• Variedad de la dieta: las personas que por distintas razones, no incluyen en la dieta determinados alimentos, corren el riesgo de sufrir carencias de nutrientes. Por ejemplo: las dietas pobres en proteínas de origen animal, podrían carecer de suficiente hierro, lo que favoreceria la aparición de anemia ferropénica.

• Número y horario de las comidas: la dieta destinada a consumirse durante una jornada, debe estar distribuida correctamente a lo largo de todo el día y en porciones adecuadas en cada momento. Por ejemplo: las cenas deben ser ligeras y como mínimo dos horas antes de ir a la cama. Las personas que realizan cenas muy copiosas antes de ir a dormir, pueden padecer enfermedades gastrointestinales, y obesidad.

• Cantidades de ingredientes en las comidas: en la preparación de las comidas, no podemos exagerar el uso de un determinado elemento, con el fin de acentuar un sabor favorito, sin tener en cuenta el impacto que pueda provocar en la salud. Ejemplo: los que preparan los alimentos con niveles elevados de sal, corren el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

• Cantidad de alimentos a ingerir en cada comida: al sentarnos a la mesa, debemos tener en cuenta nuestras necesidades, no podemos ingerir un bocado y pensar que es suficiente. Tampoco es necesario, ni saludable, habituarse a comer hasta sentir la sensación de llenura. Los desbalances en las cantidades, perjudican siempre a la salud, por desnutrición o sobrepeso.

Distribución de la energía que aporta cada una de las comidas

Se recomiendan realizar cinco comidas al día, donde el desayuno aporte el 25% de la energía diaria, la merienda, a media mañana el 10%, la comida el 35%, la merienda entre la comida y la cena el 10% y la cena el 20%. En la siguiente tabla se muestra un ejemplo de la distribución de las ingestas de calorias, en las diferentes comidas, a lo largo del día. Máximo de calorias: 2’290 kilo calorias.

Comparación de los aportes de la dieta con las ingestas recomendadas (ir)

La comparación de los aportes de la dieta con los valores de referencia de las ingestas recomendadas, permiten hacer una estimación, para evaluar la adecuación de la dieta a un individuo o grupo de población. Este método no permite determinar las carencias nutricionales en individuos especificos, para ello serían necesarias valoraciones bioquimicas.

Se debe tener en cuenta, en la planificación y evaluación de las dietas, a partir de las ingestas recomendadas de vitaminas y minerales, que los valores de referencias presentes en éstas, son ligeramente superiores a los que realmente las personas necesitan.

En la siguiente tabla se muestra la comparación entre el aporte de energía, proteínas y vitaminas de una dieta para niños de 9 años y los valores de ingestas recomendadas (ir) para esa edad. Nótese que los datos en rojo, identifican los nutrientes que se encuentran en cantidades inferiores a las recomendadas.

Valores energéticos y perfil calórico de la dieta

Los valores energéticos de la dieta deben garantizar el suministro de energía suficiente, para que el organismo mantenga un índice de masa corporal estable, entre 20 y 25 kilogramos por metro cuadrado.

Se puede evaluar el valor calórico de la dieta, controlando el peso del individuo durante un mes, si durante esa etapa, el peso se mantuvo constante, las ingestas de energía, son las adecuadas. Si se produjo un aumento de peso, la dieta está aportando más energías de las necesarias; si por el contrario, el peso disminuye, las energías aportadas por la dieta no son suficientes.

Para que el aporte calórico de la dieta sea correcto, no basta con que garantice de forma general los niveles de energía. La dieta además debe garantizar que la energía sea aportada, con los niveles adecuados por cada uno de los macronutrientes. Los porcientos de aporte de energía de cada macronutriente a la dieta, se denominan perfil calórico de la dieta.

El perfil calórico recomendado es el siguiente:

• Las proteínas deben aportar, entre un 10% y un 15% del total de calorías necesarias.

• Los lípidos, deben aportar, entre un 30% y un 35% del total de las calorías necesarias, si se emplea el aceite de oliva como grasa principal.

• Los hidratos de carbono deben aportar, entre el 50% y el 60% del total de las calorías necesarias. Se recomiendan hidratos de carbono de lenta absorción, como los cereales integrales, las hortalizas, frutas y verduras.

• Se recomienda en caso de consumir alcohol, que el aporte sea inferior al 10% del total de las energías necesarias.

• En la siguiente tabla mostramos un ejemplo del cálculo del perfil calórico para una dieta de 2002 kilocalorías.

Densidad de nutrientes de la dieta

La densidad es la cantidad de nutrientes contenidos en la dieta, por cada 1’000 kilocalorías de energías aportadas. Cuanto mayor sea el número de nutrientes, mayor será la calidad de la dieta.

La densidad de nutrientes en la dieta aumenta, cuando se incrementa la variedad de alimentos, generalmente las dietas que aportan los valores energéticos suficientes, garantizan una densidad adecuada.

Las dietas que incluyen hidratos de carbono sencillos, como refrescos industriales, dulces y grasas saturadas, como mantequilla, embutidos, o aceites de coco y palma, poseen una baja densidad de nutrientes, ya que pueden satisfacer las necesidades energéticas, pero no aportan proteínas, vitaminas y minerales en cantidades apreciables.

La densidad de nutrientes es un parámetro que debe ser controlado, sobre todo, cuando se realizan dietas con el fin de reducir el peso, ya que la disminución de la ingesta de alimentos, con el fin de reducir los niveles de energías aportados por la dieta, pudieran también reducir el número de nutrientes necesarios y provocar desnutrición.