La Entrevista Telefónica (Cribado)

Objetivo de la llamada

La entrevista telefónica, a menudo realizada por un reclutador interno o externo, funciona como un mecanismo de filtrado inicial.

Su propósito no es profundizar en las competencias técnicas complejas, sino verificar la viabilidad básica de la candidatura: comprobar la fluidez comunicativa, confirmar el interés real por el puesto y validar datos esenciales como la disponibilidad o las expectativas salariales.

Es un error subestimar esta fase pensando que es un simple trámite; si no se supera este "portero", nunca se llegará al decisor final.

Durante esta interacción, el evaluador busca detectar "banderas rojas" o inconsistencias.

Se evalúa la energía, la coherencia con lo expuesto en el currículum y la adecuación cultural básica.

Por ello, el candidato debe tener a mano su currículum y una lista de sus logros clave para no dudar ni titubear ante preguntas sobre fechas o funciones pasadas.

La meta es transmitir profesionalidad y entusiasmo para ser invitado a la siguiente ronda.

Preparación del entorno

Dado que el canal es exclusivamente auditivo, la voz se convierte en la única herramienta de proyección de imagen.

Es vital asegurarse de estar en un lugar silencioso y con buena cobertura; atender la llamada en medio de un transporte público o con ruido ambiental transmite desorganización y falta de interés.

Para proyectar energía y dinamismo, una técnica eficaz es realizar la entrevista de pie y sonreír mientras se habla.

Aunque el interlocutor no pueda ver la sonrisa, esta modifica físicamente la entonación y hace que la voz suene más cálida y amigable, lo cual es crucial para establecer empatía a distancia.

Asimismo, se debe cuidar la dicción y la velocidad del habla, asegurándose de articular cada palabra con claridad para evitar malentendidos.

Un tono de voz monótono o "de dormido" puede ser letal; la energía debe ser ligeramente superior a la de una conversación normal para compensar la falta de lenguaje corporal visible.

Preguntas trampa

En esta fase temprana suelen aparecer preguntas diseñadas para descartar candidatos, como los motivos del cambio laboral o las expectativas económicas.

Cuando se pregunta "¿por qué quieres dejar tu empresa actual?", jamás se debe criticar a los antiguos jefes o compañeros, ya que esto se percibe como conflictividad o deslealtad.

La respuesta debe enfocarse en el futuro y el crecimiento: "Busco asumir nuevos retos que mi posición actual ya no puede ofrecerme". Respecto al salario, es un terreno resbaladizo.

Dar una cifra demasiado alta puede excluir al candidato automáticamente, mientras que una muy baja puede devaluar su perfil.

La estrategia prudente en este punto es devolver la pregunta preguntando