Violencia contra el Adulto Mayor

Abuso Económico, Infantilización y Negligencia

La violencia contra la tercera edad es un fenómeno silencioso facilitado por la cultura que desecha la vejez como improductiva.

Las formas más comunes no son siempre los golpes, sino el abuso patrimonial y la negligencia.

Hijos o nietos se apropian de la pensión, venden propiedades mediante engaños o restringen el acceso al dinero del anciano bajo la excusa de "administrarle", dejándolo en la indefensión.

A esto se suma la violencia psicológica mediante la infantilización (anular su derecho a decidir) y la humillación ("ya no sirves para nada", "robas oxígeno").

La negligencia, como violencia pasiva, implica no proveer alimentos adecuados, higiene, medicamentos o gafas, acelerando el deterioro físico y cognitivo del adulto mayor.

Esta privación de cuidados básicos es una forma de maltrato que merma la voluntad de vivir de la víctima, sumiéndola en depresiones profundas que a menudo se confunden erróneamente con demencia senil.

Síndrome del Cuidador y Recursos: Los "Centros Día"

Es fundamental matizar que no todo maltrato al anciano nace de la maldad psicopática; a veces es producto del colapso del cuidador o "Síndrome de Burnout".

Cuidar a un adulto mayor dependiente o con enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer) sin apoyo es extenuante y puede llevar a la familia a conductas violentas reactivas por desesperación y agotamiento.

La respuesta profesional no siempre debe ser la judicialización inmediata o el asilo (que el anciano suele rechazar), sino la implementación de recursos de respiro como los "Centros Día".

Estos espacios ofrecen estimulación profesional, alimentación y socialización al mayor durante el día, permitiéndole dormir en casa.

Esto cumple una doble función preventiva: dignifica la vida del anciano manteniéndolo activo y otorga un descanso necesario a la familia cuidadora, reduciendo los niveles de estrés que suelen detonar el maltrato intrafamiliar.

Resumen

El maltrato a la tercera edad se manifie