Conceptualización Integral del Abuso

Definición Técnica: Sistema de Conducta Coercitiva e Instrumentalidad

Desde una perspectiva técnica y experta, debemos abandonar la visión reduccionista que limita la violencia exclusivamente al golpe físico o la "sangre visible".

Definimos el abuso doméstico como un patrón sistemático, deliberado y estratégico de comportamientos coercitivos diseñados para establecer y perpetuar un dominio absoluto sobre la pareja o familiar.

Es crucial entender que no nos enfrentamos a una "pérdida momentánea de control" por parte del agresor ni a problemas de gestión de la ira.

Por el contrario, la violencia es instrumental: el perpetrador ejerce un control extremadamente calculado sobre el cuándo, el dónde y el cómo de sus acciones, asegurándose de que el daño maximice su poder sin necesariamente dejar huellas visibles inmediatas que faciliten la denuncia.

Este marco teórico revela que el golpe físico es, frecuentemente, solo el último recurso o la punta del iceberg, sustentado por una base sumergida de intimidación y terror psicológico. Además, la violencia se configura tanto por acción como por omisión.

La violencia activa incluye el uso intencional de la fuerza o la palabra para degradar.

La violencia por omisión, o negligencia, se define como el "no hacer" aquello que es obligación inherente al rol de cuidado (padre, madre, pareja), como dejar de proveer soporte emocional, educativo o nutricional.

En una dinámica de poder, este vacío de cuidado es una agresión destinada a generar vulnerabilidad y dependencia.

Distinción Crítica Diagnóstica: Conflicto vs. Violencia

Uno de los errores diagnósticos más graves y frecuentes en la práctica psicosocial y legal es la confusión entre una relación conflictiva ("mala relación") y una relación abusiva. Esta distinción es vital para la seguridad de la víctima.

En un conflicto de pareja convencional, existe una simetría de poder; ambas partes disponen de la libertad para disentir, discutir, gritar e incluso actuar de manera inmadura sin temer por su integridad física o psicológica.

El conflicto es un evento circunstancial, puntual y bidireccional. En contraste total, la violencia doméstica se define por un desequilibrio de poder inherente, permanente y rígido.

En este escenario, un miembro de la relación vive condicionado, moldeado y silenciado por el miedo a la reacción del otro.

Mientras que en el conflicto ambos pueden "ganar" o "perder" argumentos, en el abuso existe un perpetrador que busca anular la voluntad de la víctima a través de un proceso unilateral de dominación estratégica.

Comprender esta distinción es imperativo para evitar negligencias profesionales graves, como derivar a mediación familiar o terapia de pareja a personas que viven bajo terror, lo cual revictimiza y pone en peligro físico extremo a la parte vulnerada al exponerla frente a su agresor en un entorno de supuesta igualdad.

Resumen

Técnicamente, el abuso se define como un patrón estratégico de conducta coercitiva. No es una pérdida de control, sino un sistema calculado para establecer dominio absoluto mediante el terror psicológico.

La violencia se ejerce tanto de forma activa como por omisión o negligencia. Esta última implica dejar de proveer cuidados esenciales, generando vulnerabilidad y dependencia para someter a la víctima.

Es vital diferenciar entre conflicto y violencia. El conflicto es puntual y simétrico, mientras que la violencia implica un desequilibrio de poder permanente destinado a anular la voluntad de la víctima.