Práctica de la Caminata Consciente
La caminata consciente es una forma de meditación en movimiento que permite cultivar la atención plena mientras se realiza una actividad tan cotidiana como andar.
Esta práctica, accesible para la mayoría de las personas afortunadas de poder caminar, consiste en llevar una conciencia intencionada al acto de caminar y a las sensaciones y percepciones que emergen durante el proceso, ya sea en un entorno natural, urbano o incluso en espacios reducidos.
Fundamentos de la Caminata Consciente
La esencia de la caminata consciente no es llegar a un destino. Sino estar plenamente presente en cada paso del recorrido.
Se puede practicar en cualquier lugar: en un parque, por la calle, en un pasillo, o incluso dando unos pocos pasos lentamente hacia adelante y hacia atrás en una línea.
Antes de comenzar, es útil recordar la intención de ser más consciente, de estar en el momento presente a propósito y sin juzgar.
Un ejercicio guiado puede implicar caminar en grupo en silencio, prestando atención a la respiración (inspirar, espirar) y al entorno, para luego compartir la experiencia.
Muchos participantes en tales ejercicios reportan notar detalles de su entorno por primera vez, a pesar de haber transitado esos lugares innumerables veces.
Enfoque en las Sensaciones y la Respiración
Durante la caminata consciente, se invita a prestar atención a cómo los pies tocan lentamente el suelo, notando el contacto y el movimiento de cada pie mientras el otro está en el aire.
Se pueden hacer preguntas internas como "¿Qué siento en mis pies? ¿Hormigueo, cansancio, la textura del suelo?".
Otro foco importante es la respiración: se puede coordinar la respiración con los pasos, por ejemplo, inhalando durante un número determinado de pasos y exhalando durante otro.
La idea es mantenerse conectado con el ritmo de la respiración mientras se camina.
Observación del Entorno y Manejo de Distracciones
Mientras se camina, también se presta atención al entorno: qué se ve, qué se escucha, qué se siente.
Se puede notar si hay algo en movimiento, cómo se siente el cuerpo, si hay alguna tensión o dolor (simplemente reconociéndolo sin juicio).
Es común descubrir cosas que nunca antes se habían percibido.
Como en cualquier práctica de mindfulness, es natural que la mente divague y surjan pensamientos.
Cuando esto sucede, la instrucción es simplemente reconocer el pensamiento y suavemente redirigir la atención de vuelta a la experiencia de caminar o al foco elegido, como la respiración.
Mientras se reconozcan los pensamientos y se regrese al presente, se está practicando mindfulness.
Se puede combinar la caminata consciente con otras prácticas, como la meditación en los sonidos, prestando atención a cada sonido cercano o lejano y a los espacios entre ellos.
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