Prácticas para Cultivar la Auto-Amabilidad
La auto-amabilidad, uno de los pilares de la autocompasión, implica tratarse a sí mismo con la misma gentileza, cuidado y comprensión que se ofrecería a un amigo cercano que está sufriendo o ha cometido un error.
Desarrollar esta cualidad requiere práctica consciente y un cambio en el diálogo interno.
Transformar el Crítico Interno
El primer paso es tomar conciencia de la voz del "crítico interno", esa parte de nosotros que tiende a juzgar, reprochar y magnificar los errores.
Una vez identificada esta voz, se puede comenzar a cuestionar su dureza y a tratar de responderle con la misma amabilidad que se usaría con un amigo.
Preguntarse: "¿Le hablaría así a alguien que quiero y que está pasando por esto?" puede ayudar a modular el tono autocrítico.
Se pueden utilizar frases amables y reconfortantes dirigidas a uno mismo, como: "Es comprensible que te sientas así", "Estás haciendo lo mejor que puedes con lo que tienes", "Permítete ser imperfecto".
Gestos de Autocuidado Físico y Emocional
La auto-amabilidad también se expresa a través de acciones concretas de autocuidado.
Esto puede incluir atender las necesidades físicas (descansar cuando se está cansado, alimentarse bien), pero también las emocionales.
Un gesto simple pero poderoso es el contacto físico reconfortante, como ponerse una mano en el corazón o darse un abrazo a uno mismo en momentos de malestar.
Estos gestos pueden activar la respuesta de calma del sistema nervioso.
Permitirse momentos de descanso, realizar actividades que se disfrutan o buscar entornos que transmitan paz son también formas de auto-amabilidad.
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