Uso de Verbos de Acción y Lenguaje Potente

Verbos de acción

El lenguaje que utilizamos para describir nuestra trayectoria define la percepción que el lector tendrá sobre nuestro nivel de energía y responsabilidad.

Un error frecuente es utilizar construcciones pasivas o nominales que distancian al candidato de la acción, como "encargado de la gestión de..." o "responsable de...".

Estas fórmulas convierten al profesional en un sujeto pasivo, alguien a quien le suceden las cosas en lugar de alguien que las provoca.

Para proyectar una imagen de dinamismo y liderazgo, es imprescindible sustituir estas frases por verbos de acción en primera persona o infinitivo que impliquen ejecución directa.

No es lo mismo escribir "participación en la creación de estrategias" que afirmar "Diseñé e implementé la estrategia comercial". El segundo ejemplo coloca al sujeto como el actor principal y dueño del resultado.

Si un arquitecto escribe "realización de planos", suena a tarea administrativa; si escribe "Proyecté y dibujé estructuras complejas", transmite autoridad técnica.

El uso de verbos fuertes como "negociar", "liderar", "transformar" o "acelerar" cambia la narrativa de una lista de deberes a una historia de logros.

Variedad léxica

La repetición constante de los mismos términos empobrece el perfil y fatiga al lector.

Es común encontrar currículums donde cada punto comienza con "Gestioné" o "Trabajé en".

Para mantener el interés del seleccionador y demostrar riqueza comunicativa, se debe recurrir a una amplia gama de sinónimos y variaciones verbales.

Una técnica útil es agrupar las tareas por categorías y asignar verbos diferentes a cada matiz.

Si se quiere hablar de liderazgo, se pueden alternar términos como "dirigir", "supervisar", "mentorizar", "guiar" o "orquestar".

Si el foco es la creatividad, se pueden usar "innovar", "conceptualizar", "idear" o "fundar".

Existen listas alfabéticas de verbos de acción diseñadas específicamente para enriquecer la redacción curricular; utilizarlas permite que cada línea del documento aporte un matiz fresco y evite la monotonía que suele provocar el rechazo cognitivo en quien lee decenas de perfiles al día.

Eliminación de obviedades

El espacio en el currículum es un recurso finito y valioso que no debe malgastarse en información redundante o que no aporte valor diferencial.

Frases cliché como "funciones propias del puesto" o descripciones genéricas que cualquier persona en ese rol tendría (ej. "contestar llamadas" para un recepcionista) deben ser eliminadas o transformadas.

El objetivo es sustituir lo obvio por lo específico.

En lugar de decir "ventas y atención al cliente", que es una descripción vaga, se debe especificar la acción concreta que aportó valor, como "Fidelicé una cartera de 50 clientes clave mediante un servicio postventa personalizado".

Al eliminar las obviedades, obligamos al texto a ser sustancial.

Si una tarea no demuestra una habilidad, un conocimiento técnico o un logro, probablemente está ocupando el lugar de un dato que sí podría convencer al reclutador de levantar el teléfono.

La concisión y la potencia del mensaje son preferibles a una lista exhaustiva pero insustancial de tareas rutinarias.

Resumen

Utilizar construcciones pasivas distancia al candidato de la responsabilidad, convirtiéndolo en un sujeto pasivo. Es imprescindible sustituir estas frases por verbos de acción en primera persona para proyectar dinamismo y autoridad técnica sobre los resultados.

La repetición constante de los mismos términos empobrece el perfil y fatiga al lector. Se debe recurrir a una amplia gama de sinónimos y variaciones verbales para mantener el interés y demostrar riqueza comunicativa.

El espacio del currículum es limitado y no debe malgastarse en información redundante o cliché. Sustituir descripciones vagas por acciones concretas que aporten valor obliga al texto a ser sustancial y persuasivo.