Qué hacer si nuestro hijo/a sufre bullying o acoso escolar

La Primera Reacción: Escucha Activa, Validación y Calma

En el instante en que un menor confiesa que está sufriendo acoso, la primera reacción de los padres es la más crucial.

Es fundamental mantener la calma; una reacción de pánico, ira descontrolada o llanto por parte del adulto puede asustar al niño y hacer que se cierre de nuevo. El objetivo es crear un espacio de seguridad absoluta.

Esto implica practicar una escucha activa: dejarle hablar sin interrumpir, no bombardearle a preguntas y, sobre todo, no emitir juicios ni culpabilizarle ("¿Pero tú qué hiciste?", "¿Por qué no te defendiste?"). La validación es el siguiente paso.

El menor debe escuchar frases claras como: "Te creo", "Esto no es tu culpa" y "Gracias por decírmelo, eres muy valiente".

Hay que validar su dolor ("Entiendo perfectamente que te sientas asustado/triste/enfadado") y asegurarle que lo que está pasando no es normal ni aceptable.

Esta primera conversación sienta las bases de la confianza y le transfiere la responsabilidad del problema: de él ("mi problema") a la familia ("nuestro problema").

Recopilación de Información y Estrategia (Sin Falsas Promesas)

Una vez el menor se siente seguro, es hora de recopilar información, pero de forma tranquila, quizás en varias conversaciones.

Se deben obtener datos concretos, pero sin que parezca un interrogatorio policial: Qué (qué le hacen exactamente), Quién (quiénes son los agresores y quiénes los observadores), Dónde (en el patio, en el baño, online), Cuándo (desde cuándo ocurre) y Cómo (si ha habido testigos, si lo ha comunicado a algún profesor).

Con esta información, los padres deben diseñar una estrategia.

Es vital no hacer promesas que no se puedan cumplir ("Mañana mismo esto se acaba") y, fundamentalmente, no recomendar la violencia ("Si te pegan, pégales tú más fuerte").

Esta última estrategia casi siempre empeora la situación, ya que pone al niño en un doble aprieto: si no pega, se siente un cobarde ante sus padres; si pega, probablemente reciba una agresión mayor o sea sancionado por el colegio.

La estrategia siempre debe pasar por la intervención de los adultos.

Acción Coordinada con el Centro Escolar

La intervención nunca debe ser directa de los padres hacia el agresor o la familia del agresor. Esto suele agravar el conflicto y puede tener consecuencias legales.

La acción correcta es contactar formalmente con el centro escolar. Se debe solicitar una reunión urgente con el tutor/a y, si es necesario, con la jefatura de estudios o dirección.

A esta reunión se debe acudir con calma, pero con firmeza, presentando los hechos recopilados (preferiblemente por escrito) y evitando una actitud de ataque hacia el profesorado.

El objetivo de la reunión es informar de la situación y exigir la activación del protocolo de acoso escolar que toda institución debe tener.

Se debe preguntar por las medidas de protección que se van a tomar para la víctima de inmediato y qué medidas de intervención se aplicarán con el agresor y los observadores.

Los padres deben mostrarse colaborativos, pero dejar claro que harán un seguimiento exhaustivo hasta que el acoso cese por completo.

Resumen

La primera reacción debe ser de calma y escucha activa. Es vital creer al niño, validar su dolor y asegurarle que no es su culpa, creando un espacio de confianza total

Se debe recopilar información detallada sobre el acoso (qué, quién, dónde) sin presionar al menor. Jamás se debe aconsejar devolver la agresión ni hacer promesas que no se puedan cumplir

La intervención correcta es contactar formalmente con el centro escolar. Se deben presentar los hechos y exigir la activación del protocolo de acoso, asegurando la protección de la víctima