El Viaje vs. el Destino. Disfrutar el Proceso
Al establecer y perseguir metas, es común enfocarse intensamente en el resultado final, en el destino deseado.
Sin embargo, una perspectiva fundamental para un bienestar sostenido es aprender a disfrutar del viaje, del proceso mismo de trabajar hacia esos objetivos, y no solo de la consecución del logro en sí.
La Trampa del "Seré Feliz Cuando..."
Muchas personas caen en la trampa de pensar que la felicidad llegará únicamente cuando alcancen una meta específica (un nuevo trabajo, una relación, una posesión material).
Este enfoque pospone la felicidad y puede llevar a una vida de constante esfuerzo sin disfrute presente. Además, una vez que se alcanza un objetivo, a menudo surge uno nuevo, convirtiendo la vida en una persecución interminable de destinos futuros en lugar de una experiencia gratificante en el ahora.
La Importancia de las Actividades Diarias
Dado que el camino hacia una meta puede ser largo, es esencial que las actividades diarias que se realizan para avanzar hacia ella sean, en su mayor parte, disfrutables o significativas.
Si el proceso es una fuente constante de estrés o displacer, es poco probable que el logro final compense el malestar acumulado.
Por ejemplo, si el objetivo es escribir un libro, y el acto diario de escribir se vive como una tortura, es difícil mantener la motivación y el bienestar.
En cambio, si se encuentra placer o significado en la investigación, la redacción y el desarrollo de ideas, el proceso se vuelve enriquecedor en sí mismo.
Diseñar un Viaje Placentero y Significativo
Al definir la visión y las metas, se debe considerar también cómo hacer que el camino hacia ellas sea lo más congruente posible c
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