La Mentalidad de Victimización
La mentalidad de victimización es un patrón de pensamiento y comportamiento en el que una persona se percibe consistentemente a sí misma como víctima de las circunstancias, de las acciones de otros o de la mala suerte, sintiendo que tiene poco o ningún control sobre lo que le sucede.
Esta postura, aunque pueda ofrecer ciertas "ventajas" secundarias a corto plazo, resulta perjudicial para el bienestar y el crecimiento personal a largo plazo.
Descarga de Responsabilidad
Una de las características centrales del victimismo es la externalización de la responsabilidad.
La persona que adopta este rol suele culpar al entorno –su pareja, familia, el gobierno, la empresa– de su infelicidad, su mala situación económica o sus problemas emocionales.
Al entregar el poder de sus acciones y resultados a otros, se descarga de la responsabilidad de su propia vida.
Si una persona siente que ha seguido todas las "reglas" o expectativas sociales ("hice lo que se supone que tenía que hacer") y aun así no ha obtenido los resultados deseados, puede concluir que la culpa es de quienes le dieron esas directrices o de un sistema injusto.
Este razonamiento evita la auto-reflexión sobre las propias elecciones y acciones.
Las "Ventajas" Secundarias
Aunque parezca contradictorio, ser una "víctima" puede tener ciertas ganancias secundarias.
Estas pueden incluir recibir atención, simpatía o consuelo de los demás, tener una excusa para no esforzarse o no tomar decisiones difíciles, y evitar la responsabilidad por los propios fracasos o la inacción. La víctima espera que otros le solucionen sus problemas.
El Lenguaje Reactivo y el Autoengaño
La mentalidad de víctima se refleja en un lenguaje reactivo, donde las expresiones implican una falta de control y una programación mental llena de distorsiones.
Por ejemplo, en lugar de asumir la responsabilidad por una acción ("bebí demasiado"), se culpa a otro ("Javier me emborrachó"
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