Gestión de la Reactividad Emocional ante Otros
Una técnica fundamental para disminuir el impacto de las emociones negativas en la propia vida es aprender a no ser reactivo ante las emociones negativas de las demás personas.
Esto implica desarrollar la capacidad de mantener la propia estabilidad emocional incluso cuando se está en presencia de alguien que está experimentando y expresando emociones intensas como la ira, la tristeza o la frustración.
El Contagio Emocional Negativo
Las emociones pueden ser contagiosas. Cuando una persona cercana o con la que interactuamos está experimentando una emoción negativa fuerte, como la ira por un problema laboral, es fácil que esa emoción se "traslade" o nos afecte, llevándonos a sentirnos también enojados o alterados, incluso si el problema original no nos concierne directamente.
No se debe permitir que la depresión de otra persona nos deprima, que su ira nos enoje, o que su odio y rencor se conviertan en nuestros propios sentimientos hacia terceros.
Mantener la Propia Calma y Perspectiva
La clave para no ser reactivo es desarrollar la capacidad de observar la emoción del otro sin absorberla ni identificarse con ella.
Se puede ser comprensivo y empático, escuchando a la persona y permitiéndole desahogarse, pero sin dejarse arrastrar por su estado emocional.
Por ejemplo, si una pareja llega a casa muy enojada por un incidente en el trabajo y comienza a expresar esa ira, la otra persona puede escuchar atentamente y validar sus sentimientos ("entiendo que te sientas así"), pero sin necesidad de enojarse también por la misma situación o de tomarla como un ataque personal si no lo es.
Establecer Límites Emocionales
No ser reactivo también implica establecer lím
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