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La escalada del conflicto

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La escalada del conflicto


La escalada del conflicto es un proceso que va desde la primera señal de tensión hasta una confrontación total.

Comprender las etapas de este proceso es fundamental para intervenir a tiempo y evitar un desenlace destructivo.

Al igual que un boomerang que se lanza y vuelve, el conflicto sigue una trayectoria predecible, comenzando en la armonía y terminando en la agresión.

Las etapas de la escalada

El camino hacia la confrontación total sigue una serie de etapas que se pueden identificar a través de cambios en el comportamiento y la comunicación.

Acuerdo y concordia: En esta etapa inicial, no hay conflicto.

Las relaciones son armoniosas y la comunicación es abierta y respetuosa.

Sin embargo, incluso en este punto, puede haber tensiones latentes que, si no se abordan, pueden desencadenar la escalada.

Irritación: La concordia comienza a resquebrajarse y una simple irritación o un desacuerdo leve empieza a tomar forma.

Esta etapa se caracteriza por un cambio sutil en el comportamiento, como una actitud más distante o un tono de voz diferente.

En este punto, la persona puede empezar a evitar el contacto visual o a dar respuestas cortas.

Resistencia: La irritación se transforma en resistencia.

La resistencia no es todavía un conflicto, ya que se basa en la racionalidad, pero la persona muestra una oposición a una idea o una situación.

Esta resistencia puede manifestarse de forma educada, pero la tensión es palpable.

Frustración y enojo: La resistencia se convierte en conflicto real cuando la frustración y el enojo se apoderan de la situación.

Las emociones se intensifican y el comportamiento de las personas se vuelve más irracional.

Aquí es cuando se pueden empezar a notar señales de tensión en el lenguaje corporal.

Abuso y violencia: El punto más alto y peligroso de la escalada es cuando el enojo se convierte en abuso, ya sea verbal o físico.

En este punto, la situación es volátil y es crucial intervenir de inmediato para evitar que el conflicto se convierta en violencia.

Señales de tensión

La detección temprana de las señales de tensión es clave para desescalar el conflicto antes de que sea demasiado tarde.

Estas señales suelen manifestarse a través del lenguaje corporal.

Por ejemplo, una persona puede alejarse de la otra para evitar el conflicto o inclinarse hacia ella de forma agresiva.

Los gestos pueden volverse más animados o, por el contrario, más retraídos.

Tocar la cara, frotarse los ojos o la frente son signos de incomodidad o estrés. Tocar el cuello o jugar con la ropa muestra inseguridad y falta de confianza.

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la escalada del conflicto

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