Absorbiendo la agresión y el dolor
Una de las habilidades más difíciles en la gestión de conflictos es mantener la calma y la compostura cuando te enfrentas a la agresión verbal o al dolor emocional de otra persona.
Es natural sentir el impulso de defenderse o responder de la misma manera, pero ceder a esa tentación solo escalará el conflicto y dificultará su resolución.
La clave está en no tomar el ataque de forma personal y permitir que la otra parte desahogue sus emociones sin reaccionar de forma defensiva.
Al hacer esto, evitas que el conflicto se intensifique y creas un espacio para que una conversación más racional pueda tener lugar más adelante.
Cuando alguien está en un estado emocional alterado, ya sea por enojo, frustración o dolor, su cerebro emocional, la amígdala, está hiperactivado.
En este estado, el pensamiento lógico y racional se ve comprometido. Intentar razonar con alguien en este momento es casi imposible.
Por lo tanto, el objetivo principal es ayudar a que esa persona se calme.
Técnicas para absorber el golpe emocional
Mantén la objetividad: El primer paso es recordarte a ti mismo que, aunque el ataque pueda parecer personal, la agresión o el dolor de la otra persona no necesariamente se tratan de ti.
Es posible que simplemente estés en el lugar equivocado en el momento equivocado, sirviendo como una válvula de escape para sus emociones.
Ver la situación desde esta perspectiva te ayudará a mantener la calma y a no reaccionar impulsivamente.
No tomes el "cebo": Las personas en un estado emocional alterado a menudo dirán cosas diseñadas para provocarte una reacción.
No tomes el cebo: Evita frases como "No me hables así" o "No tienes derecho a estar enojado".
En su lugar, mantén una postura neutral y un tono de voz tranquilo. Esto evita que la conversación se desvíe hacia un ciclo de culpa y defensa.
Escucha activamente: A veces, lo único que la otra persona necesita es sentir que está siendo escuchada.
Escucha sin interrumpir y sin juzgar: Utiliza el silencio como una herramienta para darles espacio y tiempo para que se desahoguen.
Asentir con la cabeza y mantener un contacto visual calmado puede indicar que estás presente y que los escuchas sin dejarte llevar por sus emociones.
Etiqueta la emoción: Una técnica muy eficaz es etiquetar la emoción de la otra persona.
Decir algo como, "Parece que estás muy enojado por esto" o "Entiendo que te sientas frustrado", puede ayudar a la persona a reconocer su propio estado emocional y a reducir su intensidad.
Al nombrar la emoción, la traes del plano emocional al plano lógico, ayudando a que la persona vuelva a un estado más racional.
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