MANEJO DE QUEJAS FALSAS O MALICIOSAS
DISTINCIÓN ENTRE FALTA DE PRUEBAS Y MALICIA
Para proteger la integridad del sistema de denuncias, la legislación distingue rigurosamente entre una queja no probada y una queja falsa o maliciosa.
Una queja maliciosa es aquella en la que el denunciante sabe fehacientemente que el acoso no ocurrió, pero fabrica la acusación con la intención de dañar, vengarse o difamar al acusado.
No basta con que falten pruebas; debe demostrarse la intención dolosa y la falsedad de los hechos mediante una investigación formal.
Si Yago (el antagonista de Otelo) acusara falsamente a su rival Cassio de acoso sexual, presentando correos electrónicos falsificados o testimonios comprados con el único objetivo de que lo despidan para ocupar su puesto, esto constituiría una denuncia maliciosa.
Por el contrario, si Cassio fuera inocente pero Yago hubiera malinterpretado genuinamente una broma, no habría malicia. La carga de la prueba para determinar la malicia recae en el comité investigador.
CONSECUENCIAS DISCIPLINARIAS PARA DENUNCIAS FABRICADAS
El abuso de las protecciones legales socava la lucha real contra el acoso. Por ello, si se comprueba tras una indagación que un empleado realizó una acusación falsa a sabiendas, la empresa está facultada y obligada a tomar medidas disciplinarias contra el falso acusador.
Estas sanciones pueden ser tan severas como las que recibiría un acosador real, incluyendo la suspensión o el despido, según lo estipulen las normas de servicio de la organización.
Imaginemos que la reina María Antonieta decide inventar una historia de acoso contra un cortesano que le cae mal, solo para verlo expulsado del palacio.
Si el comité descubre que ella falsificó pruebas o coaccionó a testigos para mentir, ella enfrentaría consecuencias graves.
La inmunidad por reportar no cubre la mentira deliberada. Esto asegura que el mecanismo de justicia no se convierta en una herramienta de venganza personal.
PROTECCIÓN DE LA REPUTACIÓN ANTE ACUSACIONES INFUNDADAS
Ser acusado falsamente de un delito tan grave como el acoso sexual puede destruir una carrera y causar un trauma psicológico severo.
Si la investigación exonera al acusado y determina que la queja fue maliciosa, la organización tiene el deber de restaurar su honor.
Esto implica limpiar su expediente, comunicar la exoneración a las partes pertinentes y apoyar su reintegración al equipo.
La confidencialidad durante el proceso es clave para minimizar este daño reputacional.
Si el oficial Alfred Dreyfus fuera acusado falsamente de acoso por un grupo de colegas que querían encubrir sus propios errores, y una investigación rigurosa demostrara su total inocencia y la conspiración en su contra, la organización debería tomar med
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