La Etiqueta Profesional y el Respeto Mutuo
Micro-agresiones y Bromas Inapropiadas
Gran parte de la toxicidad laboral no proviene de grandes escándalos, sino de la acumulación de "micro-agresiones".
Estas son conductas sutiles, a menudo disfrazadas de humor, que denigran a una persona.
Comentarios sobre el acento, la apariencia física, la elección de comida o el estado civil de un compañero, bajo la excusa de "solo estamos bromeando", erosionan la dignidad.
La etiqueta profesional exige un estándar de comportamiento donde el humor no sea a costa de la identidad o vulnerabilidad del otro.
Las empresas deben educar sobre la diferencia entre reírse con alguien y reírse de alguien; lo primero une, lo segundo es violencia.
El Chisme y la Rumorología como Factor de Riesgo
El chisme es una de las fuerzas más destructivas en cualquier grupo humano. Difundir información no verificada sobre la vida personal o profesional de un colega es una forma de agresión pasiva que puede arruinar reputaciones y carreras.
Quien inicia el rumor y quien lo propaga son co-responsables del deterioro del clima laboral.
Una cultura ética promueve la comunicación directa y desincentiva la triangulación.
Los líderes deben cortar de raíz las conversaciones de pasillo que buscan menoscabar a terceros, dejando claro que la integridad se demuestra tanto en presencia como en ausencia de las personas.
Civismo y Normas Básicas de Convivencia
A veces, el conflicto surge de la falta de educación básica. No saludar, no pedir las cosas por favor, interrumpir constantemente en reuniones, o utilizar un tono de voz imperativo y déspota, son conductas que, si bien pueden no ser delitos, crean un ambiente insoportable.
Estas faltas de civismo, si son reiteradas y dirigidas, pueden escalar a acoso laboral.
La gestión de fronteras implica recordar que la jerarquía no exime de los buenos modales.
Un entorno seguro se construye sobre la base de la corte
la etiqueta profesional y el respeto mutuo