La Técnica del Banco de Niebla

La técnica del "banco de niebla" es una estrategia de comunicación asertiva excepcionalmente útil para desescalar un conflicto sin entrar en una discusión acalorada.

Esta técnica está diseñada para frenar una crítica inesperada, un comentario irónico o un reproche doloroso, sin la necesidad de justificarse, discutir o huir.

Su nombre proviene de la metáfora de un banco de niebla en la carretera: al encontrarse con él, un conductor frena, reduce la velocidad y avanza con precaución en lugar de acelerar o desviarse.

De la misma forma, esta técnica invita a frenar la situación y a responder de forma calmada y breve a una crítica, lo que desarma al interlocutor.

El funcionamiento de esta técnica es simple pero efectivo.

Cuando se recibe un comentario negativo o una crítica que puede doler, la reacción automática suele ser justificarse, contraatacar o agachar la cabeza.

En lugar de eso, la técnica del banco de niebla propone una respuesta que no niega la crítica, pero tampoco la acepta por completo.

Consiste en responder con una frase breve y empática que demuestre que se ha escuchado y comprendido el punto de vista del otro, sin entrar en una discusión sobre quién tiene la razón.

Por ejemplo, si un amigo te echa en cara que no estás disponible para él, la reacción automática sería justificarse con excusas sobre el trabajo.

Usando el banco de niebla, la respuesta sería: "Entiendo que estés enfadado porque crees que nunca estoy para ti".

Esta respuesta tiene varios efectos positivos: Frena la escalada emocional: Al recoger la crítica sin justificación, se evita la discusión y se desarma la agresividad del interlocutor.

Demuestra empatía: La frase empática "Entiendo que..." valida el sentimiento del otro, haciéndole sentir escuchado sin tener que estar de acuerdo con su conclusión.

Gana tiempo para reflexionar: Al frenar la situación, la técnica te da tiempo para pensar con calma y decidir si se debe abordar el problema en otro momento, cuando las emociones de ambos se hayan calmado.

Mantiene el control de la conversación: Se responde de forma breve y concisa, y se puede cambiar de tema después, lo que comunica que no se está dispuesto a entrar en una discusión improductiva.

La clave del éxito de esta técnica es mantener la calma y la compostura.

El tono de voz debe ser sereno y la postura, relajada.

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