Planificación Inversa. De la Visión a la Acción Diaria
Una vez definida la visión personal a largo plazo, el siguiente paso crucial es traducirla en acciones concretas.
Esto se logra mediante un proceso de planificación inversa, donde se trabaja hacia atrás desde la visión ideal para establecer metas a largo y corto plazo, y finalmente, los hábitos diarios necesarios para alcanzarlas.
Establecimiento de Metas a Largo Plazo
Las metas a largo plazo son aquellos grandes objetivos que se desean cumplir en un horizonte de 12 a 24 meses (o incluso más, dependiendo de la visión) y que son pasos significativos hacia la materialización de la visión.
Por ejemplo, si la visión es tener una vida extremadamente saludable y correr múltiples maratones, una meta a largo plazo podría ser correr el primer maratón en los próximos 12 meses.
Es importante que estas metas abarquen diversas áreas de la vida, como las finanzas, las relaciones, el desarrollo personal y la salud, y no centrarse únicamente en un solo aspecto como el financiero.
Desglose en Metas a Corto Plazo
Una vez definidas las metas a largo plazo, estas se desglosan en objetivos más manejables a corto plazo, generalmente para los próximos tres a seis meses.
Estos objetivos intermedios sirven como peldaños para alcanzar las metas más grandes.
Siguiendo el ejemplo del maratón, una meta a corto plazo (tres meses) podría ser correr la primera media maratón.
Definición de Acciones y Hábitos Diarios
Finalmente, las metas a corto plazo se traducen en acciones y hábitos diarios o semanales que se deben implementar para progresar consistentemente.
Para correr una media maratón en tres meses, un hábito diario podría ser despertarse
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