Dimensiones de la Capacidad Resiliente
La resiliencia, esa capacidad para afrontar y superar la adversidad, no surge de un único factor. Sino que es el resultado de una interacción compleja de diversos componentes.
Los expertos en la materia señalan que la resiliencia está compuesta por elementos biológicos, psicológicos y sociales, cada uno de los cuales juega un papel importante en cómo un individuo maneja las dificultades.
Componentes Biológicos y Genéticos
Nuestra biología y herencia genética influyen en nuestra capacidad innata para afrontar la adversidad y superarla.
Algunas personas pueden tener una predisposición genética que les facilita una mayor resistencia al estrés o una recuperación emocional más rápida.
Si bien este no es el único determinante, los aspectos biológicos sientan una base sobre la cual se construyen las demás capacidades resilientes.
Componentes Psicológicos
Los factores psicológicos son cruciales y moldeables. La forma en que trabajamos nuestra mentalidad, nuestras emociones y nuestra mente en general es determinante para afrontar la adversidad.
Desarrollar una mentalidad de crecimiento, cultivar el optimismo, mejorar la inteligencia emocional y aprender estrategias de afrontamiento efectivas son ejemplos de cómo los aspectos psicológicos contribuyen a la resiliencia.
Un curso de psicología positiva, por ejemplo, puede ayudar a fortalecer psicológicamente a una persona, creando ese "muro" protector ante las dificultades.
Componentes Sociales y el Entorno
El entorno social influye significativamente en la resiliencia. Crecer o vivir en un ambiente donde predominan personas pesimistas, que se rinden con facilidad o que no tienen optimismo, puede hacer que un individuo sea más propenso a adoptar esas mismas actitudes. Por el contrario, un entorno de empoderamiento, rodeado de personas optimistas, luchadoras y que se fortalecen ante los desafíos, es más probable que contagie esas cualidades resilientes.
Para los niños, los primeros siete años de vida son sumamente importantes para que esta persona o el niño más bien cree una resiliencia y sepa manejar muy bien la adversidad.
Además, el acompañamiento social es vital; enfrentar los problemas solo es más difícil que hacerlo con el apoyo de un equipo o una red de personas.
Tener personas en quienes apoyarse en momentos de complicación facilita una mejor gestión de las situaciones adversas.
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