Principio 5: no esforzarse
El principio de 'no esforzarse' puede sonar contradictorio, especialmente en una sociedad orientada al logro.
Sin embargo, en el contexto del Mindfulness, tiene un significado muy preciso y profundo. No se refiere a la pereza o a la pasividad.
Se refiere a la sabiduría de no intentar forzar los resultados, especialmente en nuestro mundo interior.
Cuando nos esforzamos por producir un cambio en nuestro estado emocional ('tengo que relajarme', 'debo dejar de estar triste'), a menudo generamos más tensión y resistencia.
Este esfuerzo se basa en un juicio: que cómo nos sentimos ahora está mal y debe ser cambiado. Esta lucha interna, como hemos visto, es contraproducente.
El principio de no esforzarse nos invita a soltar esa lucha. Nos anima a enfocarnos en el proceso, no en el resultado.
En lugar de esforzarnos por 'alcanzar la calma', simplemente nos sentamos y observamos nuestra respiración.
La calma puede surgir o no como un subproducto de esa atención sin esfuerzo, pero no es el objetivo principal.
Este principio nos enseña a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no. No podemos controlar nuestras emociones de forma directa.
Pero sí podemos controlar dónde ponemos nuestra atención. El esfuerzo debe dirigirse a la práctica en sí: a sentarse, a observar, a ser consciente.
Y debemos soltar la expectativa de conseguir un resultado concreto. Paradójicamente, cuando dejamos de esforzarnos por cambiar nuestra experiencia, es cuando el verdadero cambio tiene el espacio para ocurrir de forma natural.
Resumen
El principio de no esforzarse en Mindfulness no implica
principio 5 no esforzarse