La Respuesta de [Lucha o Huida] y el Sistema Nervioso Autónomo
La respuesta de "lucha o huida" es un mecanismo fisiológico fundamental que se activa ante la percepción de una amenaza o peligro, preparando al organismo para enfrentar el desafío o escapar de él.Esta reacción es mediada por el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) y es crucial para la supervivencia.
El Sistema Nervioso Autónomo (SNA)
El SNA regula las funciones corporales involuntarias, como la frecuencia cardíaca, la respiración, la digestión y la presión arterial.
Se divide en dos ramas principales con funciones opuestas pero complementarias:
- Sistema Nervioso Simpático (SNS): Es el responsable de activar la respuesta de "lucha o huida".
- Prepara al cuerpo para la acción y el gasto de energía.
- Sistema Nervioso Parasimpático (SNP): Promueve la relajación, la conservación de energía y la recuperación después de un período de activación.
Activación del Sistema Nervioso Simpático ante una Amenaza
Cuando se percibe un peligro, el SNS se activa rápidamente, desencadenando una cascada de cambios fisiológicos:
- Liberación de Adrenalina y Noradrenalina: Estas hormonas aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, enviando más sangre a los músculos.
- Aceleración de la Respiración: Para aumentar la oxigenación.
- Dilatación de las Pupilas: Para mejorar la visión.
- Aumento de la Tensión Muscular: Preparando los músculos para la acción.
- Redirección del Flujo Sanguíneo: Menos sangre a órganos no esenciales para la respuesta inmediata (como el sistema digestivo) y más a los músculos y el cerebro.
- Liberación de Glucosa: Para proporcionar energía rápida.
Todos estos cambios están diseñados para maximizar la capacidad del organismo para luchar o huir eficazmente.
Consecuencias de la Activación en la Ansiedad
En los trastornos de ansiedad, esta respuesta de "lucha o huida" puede activarse de manera inapropiada o excesiva, incluso en ausencia de un peligro real.
Las sensaciones físicas intensas que la acompañan (palpitaciones, dificultad para respirar, mareos, tensión) pueden ser malinterpretadas como peligrosas en sí mismas (por ejemplo, como un ataque cardíaco), lo que a su vez aumenta la ansiedad, creando un círculo vicioso.
Comprender la naturaleza de esta respuesta fisiológica es un paso importante en el tratamiento de la ansiedad, ya que permite a la persona reconocer que estas sensaciones, aunque desagradables, no son peligrosas y son parte de un mecanismo de supervivencia natural.
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