Validación y Nivelación del Terreno
Asunción de Competencia y Apoyo ante el Sesgo
Un pilar fundamental para la equidad en el trato diario es partir de la premisa básica de que las mujeres son capaces y competentes por defecto.
A menudo, sin mala intención, los hombres operan bajo suposiciones erróneas o inconscientes sobre las capacidades de sus compañeras. Un aliado debe estar vigilante para desafiar estas nociones.
Si, por ejemplo, en una visita de obra se asume automáticamente que la arquitecta principal es la asistente administrativa, el aliado debe corregir la percepción de inmediato y reafirmar su rol de liderazgo.
Además, es crucial validar y normalizar las experiencias que las mujeres comparten sobre el sexismo o las microagresiones.
En lugar de desestimar una queja con frases como "seguro no quiso decir eso" o "estás exagerando", un aliado actúa como un confidente que cree y respalda a su colega.
Sentirse escuchada y creída en lugar de juzgada contribuye enormemente a que una empleada se sienta valorada.
Si observamos una situación injusta, lo correcto es acercarse después y preguntar: "Noté lo que pasó en la reunión, ¿estás bien? ¿cómo puedo apoyarte?".
Equidad en la Exigencia y Feedback Cuidadoso
Nivelar el terreno de juego implica, sobre todo para quienes ocupan jefaturas, establecer y comunicar las mismas expectativas de rendimiento para todos, rechazando la idea tácita de que una mujer debe demostrar un estándar de excelencia superior para merecer el mismo puesto que un hombre.
Un líder inclusivo es consciente de los obstáculos adicionales que enfrentan ellas (sesgos, doble carga), pero no cae en el error de tratarlas con condescendencia o "suavidad"; les exige profesionalmente igual que al resto. Finalmente, el manejo de la retroalimentación o feedback requiere cautela.
Un aliado debe estar dispuesto a señalar aspectos que podrían perjudicar la carrera de una colega, pero debe abstenerse de dar consejos no solicitados sobre estilo o personalidad.
Antes de hacer un comentario sobre cómo una mujer "debería" presentarse o hablar, es útil aplicar la prueba de la inversión: "¿Le diría esto mismo a un hombre?".
Si la respuesta es no (por ejemplo, decirle que "sonría más" o que es "demasiado agresiva"), entonces es un sesgo y no un consejo profesional.
La retroalimentación efectiva siempre debe estar precedid
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