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De la Responsabilidad Pasiva a la Acción

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De la Responsabilidad Pasiva a la Acción


La Brecha de Percepción y la Vigilancia Ética

Existe una desconexión alarmante en la percepción del compromiso con la igualdad.

Mientras que el 80% de los hombres afirma estar haciendo todo lo posible para apoyar la equidad de género, solo el 40% de las mujeres coincide con esa afirmación.

Esta brecha surge de lo que denominamos "responsabilidad pasiva": mantener una postura interna de no agresión, pero permanecer ausente o en silencio cuando se requiere una acción externa correctiva. La verdadera alianza se compone de dos partes.

  • La primera, la parte sencilla, es minimizar los propios sesgos.
  • La segunda, mucho más exigente, implica convertirse en un "vigilante activo" de la dignidad y el respeto.

Cuando un hombre interviene públicamente para señalar una injusticia, el impacto es doble: eleva la conciencia de sus pares masculinos (quienes quizás no notaron el problema) y valida la confianza de las mujeres, quienes a menudo ven incrementado su rendimiento y autoestima al sentir que no están luchando solas contra el sistema.

Un defensor activo no espera a que la discriminación sea flagrante; actúa ante las señales sutiles de exclusión.

La Regla de los Dos Segundos y la Apropiación de la Crítica

Para superar la "parálisis del espectador", es útil aplicar una metodología cognitiva conocida como la regla de los dos segundos.

El proceso mental requiere cuatro pasos rápidos: observar el sesgo, definirlo como un problema, asumir la responsabilidad de intervenir y decidir qué decir.

Dado que la duda puede silenciarnos, se recomienda tener respuestas "rompehielos" preparadas.

Una técnica efectiva es verbalizar una interjección simple como "¡Ouch!" o una frase de extrañeza como "¿Podrías repetir eso? No entendí el chiste".

Esto compra tiempo valioso para formular una respuesta más articulada y señala inmediatamente que se ha cruzado una línea. Es crucial, al intervenir, apropiarse del malestar.

Un error común es externalizar la razón de la queja utilizando la presencia femenina como excusa, con frases como "Cuidado con el lenguaje, que hay damas presentes".

Esto es contraproducente porque sugiere que el comentario sería aceptable en un entorno exclusivamente masculino.

La intervención correcta debe ser personal y directa: "Ese come


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