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Las expectativas no comunicadas como origen de conflictos

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Las expectativas no comunicadas como origen de conflictos


La naturaleza invisible de las expectativas

Las expectativas son creencias o suposiciones que una persona tiene sobre cómo deberían ser las cosas en el futuro.

Cuando estas expectativas no se cumplen, surgen la frustración, el enojo y, finalmente, el conflicto.

El gran problema es que, en la mayoría de los casos, estas expectativas no han sido comunicadas de manera clara; simplemente existen en la mente de una persona.

La gente no es adivina y no debe asumir que los demás comprenden lo que esperamos de ellos.

Cuando esto ocurre, las personas pueden sentir que les están fallando o que no se les valora, cuando la otra parte ni siquiera sabía lo que se esperaba de ellos.Las expectativas problemáticas pueden clasificarse en tres tipos:

No comunicadas o mal comunicadas: Son aquellas que damos por sentadas pero nunca expresamos, como esperar que un colega te ayude sin haberlo pedido.

Poco realistas: Se basan en idealizaciones y deseos, no en hechos concretos, como esperar que alguien cambie su personalidad o que todo salga perfecto siempre.

Rígidas: No dejan margen para el error o el cambio, lo que hace que cualquier variación se perciba como una amenaza.

De la suposición a la claridad: estrategias para prevenir conflictos

La clave para prevenir estos conflictos es aprender a gestionar tus expectativas y las de los demás a través de una comunicación proactiva.

En lugar de asumir que los demás saben lo que esperas, es tu responsabilidad comunicarlo con claridad y respeto.

Por ejemplo, en lugar de decir "Me gustaría recibir actualizaciones regulares del proyecto", puedes decir: "Sería útil recibir una actualización del proyecto cada viernes a las 3 p.m. para mantenernos informados".

Además de comunicar tus propias expectativas, es fundamental que escuches las de los demás.

Puedes preguntarles directamente: "¿Qué esperas tú de este trabajo o de esta relación?".

Esto te dará una valiosa información sobre sus necesidades y te ayudará a evitar malentendidos.

Una vez que ambas partes han comunicado sus expectativas, es posible negociar y ajustarlas para que sean realistas y mutuamente aceptables.

No se trata de imponer, sino de invitar a un acuerdo que beneficie a todos.

Aceptar que algunas cosas no saldrán como esperas, incluso después de un acuerdo, es parte de la vida.

El objetivo es tener la flexibilidad emocional para aprender de la experiencia y ajustar tus expectativas en el futuro.

Resumen

Las expectativas son creencias sobre cómo deberían ser las cosas, y cuando no se cumplen, surge el conflicto. El problema es que, en la mayoría de los casos, estas expectativas nunca se comunican de forma clara.

La gente no es adivina; no podemos asumir que los demás entienden lo que esperamos de ellos. Cuando esto ocurre, sentimos que nos están fallando, cuando la otra parte ni siquiera sabía lo que se esperaba.

Estas expectativas problemáticas pueden ser no comunicadas, poco realistas o demasiado rígidas. La clave para prevenir conflictos es aprender a gestionarlas a través de una comunicación proactiva, en lugar de operar bajo suposiciones silenciosas.


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