La diferencia entre resolver y gestionar un conflicto
Resolución de conflictos: el camino hacia la reconciliación
La resolución de conflictos es un proceso cuyo objetivo principal es la solución definitiva del problema, buscando restablecer la confianza y reconstruir la relación entre las partes.
Se centra en encontrar una solución duradera que satisfaga las necesidades de todos los involucrados.
Este enfoque es ideal cuando las personas se preocupan por su relación, ya sea porque es personal o porque les ayuda a alcanzar sus objetivos comunes.
Para lograrlo, es necesario generar un ambiente de confianza, asegurando que las necesidades de nadie sean amenazadas y, en algunos casos, incluso apoyando su satisfacción.
La resolución es un proceso activo que busca la paz y la armonía a través del diálogo y la colaboración.
Gestión de conflictos: coexistencia y minimización de daños
Por otro lado, la gestión de conflictos es un enfoque más pragmático que se aplica cuando una solución total no es posible o segura.
Su objetivo es establecer procesos y sistemas para minimizar los efectos negativos del conflicto, permitiendo a las partes coexistir a pesar de sus diferencias.
Este método es más apropiado en situaciones donde la relación no puede romperse fácilmente, como entre padres divorciados o compañeros de trabajo que no se llevan bien pero necesitan seguir colaborando.
La gestión no busca la reconciliación, sino la funcionalidad.
Se enfoca en crear reglas claras para que las personas puedan interactuar sin que el conflicto se agrave, permitiendo que la productividad y la seguridad se mantengan a pesar de la tensión subyacente.
Mientras la resolución de conflictos es el ideal que busca una solución a largo plazo, la gestión es una alternativa práctica que busca minimizar el daño y asegurar la coexistencia en el corto y mediano plazo.
Resumen
Resolver un conflicto busca una solución definitiva y duradera al problema. El objetivo es reconstruir la confianza y la relación entre las partes, encontrando una salida que satisfaga las necesidades de todos los involucrados.
Gestionar un conflicto, en cambio, es un enfoque más pragmático. Se aplica cuando una solución total no es posible, estableciendo sistemas para minimizar los efectos negativos y permitir que las partes puedan coexistir funcionalmente.
Este método es ideal para situaciones donde el vínculo no se puede romper, como en el trabajo o la familia. Mientras que la resolución es el ideal a largo plazo, la gestión busca minimizar el daño inmediato.
la diferencia entre resolver y gestionar un conflicto