El poder del lenguaje no verbal para calmar
La importancia del "cómo" en la comunicación
En un conflicto, el "cómo" se dicen las cosas es a menudo más importante que el "qué" se dice.
Tu tono, tus gestos y tu postura comunican tanto o más que tus palabras, y pueden ser la clave para desactivar la tensión o, por el contrario, para intensificar el conflicto.
Una simple frase como "está bien" puede sonar a aceptación o a desprecio, dependiendo del tono en el que se pronuncie.
De igual forma, un "vamos a hablar" puede invitar al diálogo o sonar como una amenaza, según la forma en que se exprese.
La comunicación es, en un gran porcentaje, no verbal, por lo que es fundamental ser consciente de lo que tu cuerpo está transmitiendo.
Mantener una expresión facial neutral y natural, a menos que estés mostrando empatía, es esencial para prevenir que un conflicto escale.
El cuerpo como pacificador y herramienta de control
Tu cuerpo puede ser una herramienta poderosa para pacificar una situación. Para evitar que la tensión aumente, habla con un tono pausado, firme pero no agresivo.
Si sientes que vas a explotar, retírate un momento para calmarte y vuelve cuando te sientas más tranquilo. El control de tu lenguaje corporal es clave.
Mantén las manos abiertas y relajadas, ya que los puños cerrados o los brazos cruzados pueden interpretarse como signos de angustia o actitud defensiva.
Una postura erguida y una voz calmada transmiten confianza y seguridad, sin necesidad de recurrir a la agresividad.
El posicionamiento físico también influye en la dinámica del conflicto. Por ejemplo, sentarse con alguien es mejor que estar de pie, ya que fomenta un estado más relajado para ambos.
Si no es posible sentarse, mantén una postura no amenazante y ligeramente descentrada con respecto a la otra persona.
Estos pequeños detalles demuestran respeto y pueden abrir una puerta que las palabras por sí solas no podrían.
La práctica de estos comportamientos puede ayudarte a mantenerte anclado, incluso cuando el otro no lo está.
Resumen
En un conflicto, el "cómo" se dicen las cosas es a menudo más importante que el "qué". Tu tono, tus gestos y tu postura comunican tanto o más que tus palabras, y pueden ser la clave para desactivar la tensión.
Tu cuerpo puede ser una herramienta poderosa para pacificar una situación. Para evitar que la tensión aumente, habla con un tono pausado, mantén las manos abiertas y una postura erguida pero relajada para transmitir confianza.
El posicionamiento físico también influye. Sentarse con alguien es mejor que estar de pie, ya que fomenta un estado más relajado. Estos pequeños detalles demuestran respeto y pueden abrir una puerta que las palabras por sí solas no podrían.
el poder del lenguaje no verbal para calmar