El modelo de Harvard: separar a las personas del problema
El primer principio del Modelo de Negociación de Harvard es ser duro con el problema, pero nunca con la persona.
Este principio es fundamental para evitar que las emociones y los ataques personales impidan resolver un conflicto de manera efectiva.
A diferencia de un enfoque competitivo, donde el objetivo es ganar a toda costa, este modelo promueve la cooperación para encontrar una solución de tipo "ganar-ganar" que beneficie a todas las partes involucradas.
La clave es ver el conflicto como una entidad separada, un problema que se debe resolver en equipo, en lugar de una batalla entre individuos.
Para aplicar este principio, es crucial diferenciar entre las personas y el problema en sí.
En una discusión, es fácil caer en la trampa de los ataques personales o culpar al otro, pero esto solo genera resentimiento y pone a las personas a la defensiva, lo que hace imposible un diálogo constructivo.
Por lo tanto, debes enfocar la conversación en los hechos y no en las emociones o las suposiciones.
En lugar de decir "Tú siempre llegas tarde y eres irresponsable", podrías decir "El informe se entregó fuera de plazo, ¿cómo podemos evitar que vuelva a suceder?".
Este cambio de enfoque, de la culpa a la solución, despersonaliza el conflicto y abre la puerta a la colaboración.
El modelo también subraya la importancia de la empatía para comprender las necesidades de la otra persona.
Un líder o negociador eficaz se interesa genuinamente por las preocupaciones del otro, incluso si no está de acuerdo con ellas.
Al hacer preguntas abiertas como "¿Qué te motiva en esta situación?" o "¿Cuáles son tus preocupaciones?", se demuestra respeto y se invita al otro a colaborar en la búsqueda de soluciones.
Al final, este enfoque no solo resuelve el problema, sino que también fortalece la relación, ya que ambas partes se sienten escuchadas y respetadas.
Para lograrlo, es útil seguir estos pasos:
Identificar las emociones: Antes de iniciar la conversación, reconoce tus propias emociones y las del otro para no dejarte llevar por ellas.
Enfocarse en los hechos: Mantén la conversación centrada en los comportamientos observables y en los datos, evitando las interpretaciones subjetivas.
Evitar la confrontación directa: Utiliza un tono de voz firme, pero calmado, y haz preguntas que inviten a la reflexión en lugar de a la defensa.
Buscar intereses subyacentes: Profundiza para entender por qué la otra persona quiere lo que quiere, en lugar de simplemente discutir sobre su posición.
Reconocer el valor del otro: Valida las aportaciones y el punto de vista del o
el modelo de harvard separar a las personas del problema