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Comunicación Eficaz: El Lenguaje Corporal y el Tono

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Comunicación Eficaz: El Lenguaje Corporal y el Tono


La comunicación efectiva es un pilar fundamental en la gestión de conflictos, y no se limita solo a las palabras.

Se compone de cuatro dimensiones clave: las palabras, el lenguaje corporal, el tono de voz y las emociones.

Dominar estos cuatro elementos permite al profesional transmitir un mensaje coherente y construir una relación de confianza, incluso en los momentos más tensos.

Las palabras deben ser sencillas, claras y positivas.

Es vital evitar la jerga técnica, la ambigüedad y el lenguaje negativo que pueda generar confusión o culpar al cliente.

Un mensaje directo y conciso, enfocado en la solución, es mucho más efectivo que uno lleno de rodeos y explicaciones complejas.

El lenguaje corporal es una dimensión poderosa de la comunicación no verbal.

En interacciones cara a cara o por video, una postura abierta y un contacto visual respetuoso transmiten seguridad, calidez y honestidad.

Cruzarse de brazos o mostrar incomodidad puede ser interpretado como deshonestidad o desinterés, lo que agrava la situación.

La postura de un profesional debe comunicar que está presente y abierto a cooperar, lo cual desarma la hostilidad del cliente.

El tono de voz es un indicador emocional crucial que a menudo dice más que las palabras.

Un tono calmado y firme no solo tranquiliza al cliente, sino que también establece al profesional como una figura de control, transmitiendo que la situación está en buenas manos.

Un tono demasiado alto puede ser percibido como agresivo, mientras que uno demasiado bajo puede dar la impresión de inseguridad.

Un tono bien calibrado, que no es ni demasiado rápido ni demasiado lento, facilita la comprensión y evita la escalada emocional.

Finalmente, la gestión de las emociones es vital.

La regla principal es no dejar que las emociones personales se filtren en la conversación.

El profesional debe mantener la calma y el enfoque, recordando que el enojo del cliente no es un ataque personal.

Sin embargo, esto no significa ser un "robot" sin emociones.

Las emociones pueden utilizarse de forma selectiva, por ejemplo, para mostrar empatía o para conectar con el cliente a un nivel humano.

La clave es que el profesional use las emociones para un propósito constructivo, en lugar de dejar que las emociones lo controlen a él.

Al dominar estos cuatro pilares, el profesional puede navegar por cualquier conflicto con mayor confianza y eficacia.

Resumen

La comunicación eficaz no se limita a las palabras; se compone de cuatro dimensiones: las palabras, el lenguaje corporal, el tono de voz y las emociones. Un mensaje directo y conciso, enfocado en la solución, es más efectivo.

El lenguaje corporal es poderoso: una postura abierta y el contacto visual respetuoso transmiten seguridad y honestidad. Por otro lado, un tono de voz calmado y firme tranquiliza al cliente y establece al profesional como una figura de control.

La gestión de las emociones es vital, ya que el profesional debe mantener la calma y no tomarse la ira del cliente como algo personal. Sin embargo, las emociones pueden usarse selectivamente para mostrar empatía y conectar a un nivel humano.


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