Modelos de Predicción del Comportamiento: Acción Razonada y Planificada
Para abordar la complejidad de la relación entre actitudes y comportamiento, se han desarrollado modelos teóricos que intentan explicar de manera más precisa cómo y cuándo nuestras evaluaciones internas se traducen en acciones concretas.
Dos de los modelos más influyentes son la Teoría de la Acción Razonada y su extensión, la Teoría de la Acción Planificada.
Teoría de la Acción Razonada (Fishbein y Ajzen)
La Teoría de la Acción Razonada postula que el predictor más inmediato del comportamiento voluntario de una persona es su intención conductual, es decir, su plan consciente de realizar o no realizar dicho comportamiento.
A su vez, esta intención conductual está determinada por dos factores principales:
- La Actitud hacia el Comportamiento: Se refiere a la evaluación positiva o negativa que la persona hace de realizar el comportamiento específico. Esta actitud se basa en las creencias sobre las consecuencias de dicho comportamiento y la valoración de esas consecuencias.
- La Norma Subjetiva: Representa la percepción que tiene la persona sobre la presión social para realizar o no realizar el comportamiento. Se basa en las creencias sobre lo que personas o grupos importantes para el individuo (referentes sociales) piensan que debería hacer, y la motivación de la persona para complacer a esos referentes.
Según este modelo, para que una persona actúe, debe tener una actitud favorable hacia la acción y percibir que personas importantes para ella aprueban dicha acción.
Teoría de la Acción Planificada (Ajzen)
La Teoría de la Acción Planificada es una extensión de la Teoría de la Acción Razonada que añade un tercer factor determinante de la intención conductual (y que también puede influir directamente en el comportamiento): el Control Conductual Percibido.
El Control Conductual Percibido se refiere a la percepción que tiene la persona sobre la facilidad o dificultad de realizar el comportamiento, es decir, su creencia en su propia capacidad para llevarlo a cabo (similar al concepto de autoeficacia).
Si una persona cree que no tiene los recursos, las habilidades o las oportunidades necesarias para realizar un comportamiento, es menos probable que forme la intención de hacerlo, incluso si su actitud y las normas subjetivas son favorables.
Este componente reconoce que no todos los comportamientos están completamente bajo el control voluntario de la persona.
Implicaciones de los Modelos
Estos modelos han demostrado ser muy útiles para predecir una amplia gama de comportamientos en áreas como la salud (por ejemplo, usar preservativos, hacer ejercicio), el consumo y la participación política.
Sugieren que para cambiar el comportamiento, no basta con cambiar solo las actitudes generales.
Es necesario considerar también las intenciones, las normas sociales percibidas y la creencia en la propia capacidad para realizar la acción.
Las intervenciones que abordan estos múltiples factores suelen ser más efectivas para promover cambios conductuales.
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