Auto-Atribuciones y el Sesgo de Auto-Servicio
Cuando se trata de explicar nuestros propios éxitos y fracasos, las atribuciones que hacemos no siempre son objetivas.
A menudo están influenciadas por la motivación de mantener o proteger nuestra autoestima, lo que puede dar lugar al sesgo de auto-servicio (self-serving bias).
Definición del Sesgo de Auto-Servicio
El sesgo de auto-servicio es la tendencia a atribuir nuestros éxitos a factores internos (disposicionales, como nuestra habilidad o esfuerzo) y nuestros fracasos a factores externos (situacionales, como la mala suerte o la dificultad de la tarea).
Esta pauta de atribución nos permite tomar crédito por lo bueno y evitar la culpa por lo malo, ayudando así a proteger nuestra autoimagen.
Manifestaciones del Sesgo
Si un estudiante obtiene una buena calificación en un examen, es probable que lo atribuya a su inteligencia o a su arduo trabajo (atribución interna).
Sin embargo, si obtiene una mala calificación, es más probable que lo atribuya a la dificultad del examen, a la mala enseñanza del profesor o a la mala suerte (atribución externa).
En el ámbito deportivo, los atletas suelen atribuir sus victorias a su habilidad y esfuerzo, mientras que las derrotas pueden ser explicadas por factores como una mala racha, decisiones arbitrales injustas o el excelente desempeño del oponente.
Motivaciones Subyacentes
La principal motivación detrás del sesgo de auto-servicio es la necesidad de mantener una autoestima positiva.
Al atribuir los éxitos a nosotros mismos, reforzamos nuestra sensación de competencia y valía.
Al atribuir los fracasos a factores externos, nos protegemos de la autocrítica y de los sentimientos negativos asociados al fallo.
Otra motivación puede ser la necesidad de autopresentación: queremos que los demás nos vean de manera favorable.
Atribuir los éxitos a nuestras cualidades y los fracasos a factores externos puede ayudar a proyectar una imagen más positiva.
¿Es Adaptativo este Sesgo?
En general, un cierto grado de sesgo de auto-servicio puede ser adaptativo, ya que ayuda a mantener el optimismo y la motivación frente a los contratiempos.
Sin embargo, si es excesivo, puede tener consecuencias negativas, como impedir el aprendizaje de los errores (si nunca se asume la responsabilidad por los fracasos), generar una visión irrealista de las propias capacidades o crear problemas en las relaciones interpersonales si se culpa constantemente a otros.
Existen también excepciones, como en el caso de personas con baja autoestima o depresión, quienes pueden mostrar un patrón de atribución opuesto, culpándose a sí mismas por los fracasos y atribuyendo los éxitos a factores externos.
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