La metáfora del ancla subconsciente
Las emociones y programaciones subconscientes como un ancla
Podemos imaginar que nuestro objetivo es una isla lejana y que nosotros estamos en un barco. Nuestra voluntad consciente es el motor del barco, que nos impulsa hacia la isla.
Sin embargo, a menudo sentimos que, por mucho que aceleremos, no avanzamos. Esto se debe a que tenemos un ancla subconsciente echada en el fondo del mar.
La lucha de la voluntad consciente contra el ancla subconsciente
Esa ancla está formada por nuestras creencias limitantes, nuestros miedos y nuestras programaciones emocionales subconscientes. Son las partes de nosotros que, por alguna razón, no quieren llegar a la isla.
La voluntad consciente (el motor) puede gastar una enorme cantidad de energía luchando contra la resistencia del ancla. Es una lucha agotadora y, en última instancia, inútil.
Por qué mover el barco (acción) es inútil si no se levanta el ancla
El error común es intentar solucionar el problema aumentando la potencia del motor (más fuerza de voluntad, más esfuerzo).
Pero por muy potente que sea el motor, no podrá mover el barco si el ancla sigue firmemente clavada en el fondo. La única solución inteligente es dejar de forzar el motor.
Dirigir el foco consciente a analizar los pensamientos y disparadores para 'levantar el ancla'
La solución pasa por dirigir nuestra atención consciente hacia el ancla.
Debemos sumergirnos en nuestro mundo subconsciente y preguntarnos: ¿Qué creencia o miedo me está frenando? ¿Qué parte de mí se beneficia de que no avance? Analizar nuestros pensamientos y disparadores (el origen de nuestras emociones) es el proceso de 'levantar el ancla'.
Una vez que el ancla está arriba, el barco puede avanzar hacia su destino con mucho menos esfuerzo.
Resumen
Nue
la metafora del ancla subconsciente