Cómo redefinir tus reglas internas para sentirte bien contigo mismo
Una parte esencial del desarrollo personal consiste en revisar cómo has aprendido a sentirte bien contigo mismo.
Muchas veces, sin darte cuenta, te riges por estándares internos muy exigentes que dificultan experimentar bienestar.
Aprender a identificar y modificar estos criterios es un paso transformador hacia una relación más saludable contigo mismo.
Identificar tus condicionamientos automáticos
Con frecuencia, las personas establecen reglas internas sin saberlo. Estas normas definen cuándo se «merece» sentir afecto, confianza o tranquilidad.
El problema es que suelen ser tan rígidas o exigentes que se vuelven una barrera emocional constante.
Por ejemplo, puedes haberte acostumbrado a pensar que solo tienes valor cuando los demás te reconocen públicamente, algo que te deja a merced de lo externo.
Tomar conciencia de estas reglas es el primer paso.
Preguntarte de forma honesta qué condiciones deben cumplirse para que te sientas en paz, valorado o amado te ayudará a descubrir cuán accesibles —o inalcanzables— son tus propios estándares emocionales.
Reformular tus condiciones emocionales
Una vez que reconoces tus criterios actuales, puedes cuestionarlos y rediseñarlos.
Empieza con tus valores centrales —por ejemplo, conexión, libertad, crecimiento personal— y pregúntate: ¿Qué tendría que ocurrir para que yo me sienta en coherencia con este valor?
Si la respuesta implica depender de situaciones ideales o del comportamiento de otras personas, es momento de ajustar.
Puedes reemplazar esa condición por algo que dependa de ti, como: «me conecto conmigo mismo cuando soy sincero con lo que siento».
Así te das más oportunidades reales de experimentar esa emoción positiva.
Facilitar el acceso al bienestar
Muchos viven con reglas emocionales que hacen muy complicado sentirse bien, pero muy sencillo sentirse mal.
Basta un comentario crítico o una situación incómoda para activar el malestar, mientras que para sentir serenidad o seguridad se requieren condiciones casi imposibles. Esto puede cambiar.
La clave está en diseñar reglas que te permitan experimentar bienestar desde la acción personal, no desde el juicio externo.
Por ejemplo, podrías definir que te sientes en calma cuando tomas al menos cinco minutos para ti al día, o que te sientes valioso cuando actúas con integridad, sin importar el resultado.
Crear nuevos hábitos emocionales
Estas nuevas reglas no se interiorizan de la noche a la mañana. Así como los patrones antiguos se instalaron por repetición, los nuevos también requieren constancia.
Al aplicar conscientemente tus nuevos criterios —día tras día—, empiezan a formar parte de tu manera habitual de interpretar la vida.
Con el tiempo, notarás que te es más natural reconocer tu valor, manejar mejor el juicio interno y responder con más compasión.
Ajustar tus reglas internas no significa ignorar el malestar, sino crear las condiciones internas que te ayuden a atravesarlo sin perderte a ti mismo.
Reescribir tus normas internas es un acto de autorrespeto y una forma concreta de construir bienestar desde dentro.
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