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Neceidade de nutriente

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Transcripción Neceidade de nutriente


Las necesidades nutricionales durante la lactancia, son considerablemente mayores que durante el embarazo, téngase en cuenta, que entre los cuatro y seis meses de vida, un niño normal, alcanza el doble del peso que alcanzó durante nueve meses de gestación. La mujer necesita en esta etapa mayores cantidades de nutrientes, para la producción de leche materna y el sostenimiento de su propia salud.

La madre durante la etapa de lactancia requiere de una alimentación variada, que incluya fuentes de nutrientes como las siguientes:

  • Carbohidratos complejos: pan integral, arroz, cereales integrales, patatas y legumbres.
  • Proteinas: productos lácteos, carnes magras, pescados y aves sin pellejo.
  • Lipidos: debe consumir grasas no saturadas, como el aceite de oliva, aceites de girasol, soja y maíz.
  • Alimentos ricos en vitaminas hidrosolubles, como las frutas enteras, vegetales y hortalizas.

Demandas de energia

Durante la lactancia materna, se recomiendan incrementar en 500 kcal/día (kilocalorias diarias), las ingestas de energías, con respecto a las necesarias para mujeres no lactantes. La madre entre los tres y seis primeros meses de vida del niño, produce aproximadamente 800 ml (mililitros) de leche al día, para ello debe emplear los aportes extras de calorías de la dieta y las reservas acumuladas en forma de grasa.

Si la madre lactante, no recibe las cantidades de energías adicionales necesarias a través de la dieta, corre el riesgo de comprometer las reservas corporales maternas, lo que provocaria trastornos en su estado nutricional, que repercutirian en su salud y la del bebé. Por esa razón durante esta etapa, no se deben seguir dietas que reduzcan el consumo de hidratos de carbono y grasas, con el fin de perder peso corporal. Para evitar la obesidad, se deben realizar ejercicios físicos moderados.

Con el fin de preservar otro de los principios básicos de una alimentación saludable, la madre lactante, debe obtener de las proteínas, solo entre un 10% y un 15% del total de las energías diarias necesarias; de las grasas, principalmente insaturadas, entre un 30 % y un 35%; de los hidratos de carbono, fundamentalmente complejos, entre un 50% y un 55%.

Demandas de proteinas

Se estima que para sintetizar 1 gramo de proteína de leche materna, la madre debe utilizar dos gramos de proteína de la dieta. Se recomiendan durante la lactancia, ingerir alrededor de 66 gramos de calorías diarias, 25 gramos más, que los recomendados para mujeres no lactantes. Los requisitos adicionales pueden ser satisfechos, añadiendo a la dieta habitual, solo una ración moderada de algún alimento rico en proteínas; por ejemplo: un vaso de leche, un huevo; una ración más de pollo, pescado, legumbres, o carne magra de vacuno.

Si la madre no ingiere suficientes hidratos de carbono y grasas, que garanticen las demandas energéticas durante la lactancia, el organismo utilizará las proteínas, para conseguir las energías requeridas, provocando carencias de nutrientes en la madre, que afectarian su salud y reducirian la calidad de la leche materna, provocando la desnutrición del bebé.

Las carencias de proteínas en el organismo de la madre lactante, aumentan el riesgo de producir leche materna con bajas concentraciones de caseina, fosfoproteina presente en la leche, necesaria para la absorción de fosfato de calcio, mineral imprescindible, para la formación y desarrollo del tejido óseo y de los dientes.

Demandas de hidratos de carbono

Las ingestas de hidratos de carbonos recomendadas para madres lactantes, es de 210 gramos diarios, 80 gramos más, que los estimados para una mujer no lactante.

En la leche materna el hidrato de carbono predominante es la lactosa, conocido como azúcar de la leche, ayuda a la absorción del calcio, permitiendo la correcta mineralización de los huesos, y beneficia la flora intestinal. Aunque la concentración de la lactosa es menos variable en la leche materna, que otros nutrientes, su producción total se reduce en las madres desnutridas.

Se recomiendan incrementar las demandas de energías, consumiendo alimentos que contengan hidratos de carbono complejos, como el pan integral, arroz, legumbres, hortalizas, tubérculos y frutas, ricos en nutrientes y fibra dietética; evitando los alimentos que aporten muchas energías, pero pocos nutrientes, como los refrescos, pasteles, bollería, mermeladas, exceso de azúcar añadido a la leche, el café o el té; alimentos fritos, salsas, grasas de origen animal, aceite de coco, aceite de palma y margarina.

Demandas de lípidos

Durante la lactancia se recomienda el incremento en el consumo de lípidos, en correspondencia con el aumento de las necesidades de energías, proteínas e hidratos de carbono. Los lípidos deben garantizar entre un 30% y un 35% del total de las energías recomendadas para esta etapa.

En dependencia del tipo de ácidos grasos que ingiera la madre, será la proporción de éstos en la leche materna, por lo que se deben incluir en la dieta de la madre, los ácidos grasos saludables, como el aceite de oliva, los aceites vegetales de maíz, soja y girasol; los pescados, los frutos secos y el aguacate. Se deben tomar, solo de manera ocasional, los alimentos que contengan ácidos grasos menos saludables, como la mantequilla, la margarina, la grasa de la carne y los aceites de coco y palma.

Demandas de vitaminas

Vitaminas liposolubles:

  • Vitamina a (retinol): se recomiendan durante la lactancia 1300 µg/día (microgramos diarios) de vitamina a. Sus deficiencias provocan alteraciones inmunológicas, aumentando los riesgos de padecer infecciones respiratorias y diarreicas; sus carencias pueden provocar también ceguera. Los alimentos que contienen vitamina a son: hígado de res, cerdo, pavo y pollo; pescados, huevos y leche; espinacas, zanahorias, perejil, hojas de brócoli, calabaza y papa dulce o batatas.
  • Vitamina d: se recomiendan durante la lactancia 15 µg/día (microgramos diarios) de vitamina d. Esta vitamina es imprescindible para la salud del sistema óseo, ya que favorece la mineralización de los huesos. Se obtiene fundamentalmente por síntesis cutánea, mediada por la radiación ultravioleta del sol. Se puede obtener además, en algunos alimentos como yema de huevo, hígado, lácteos y pescados grasos.
  • Vitamina e (tocoferol): se recomiendan durante la lactancia 17 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina e. Las carencias de tocoferol, provocan trastornos neurológicos debido a la mala conducción de los impulsos nerviosos. Los alimentos que contienen vitamina e son: huevos, frutos secos, aceitunas y aceites de semillas como girasol y maíz.
  • Vitamina k: se recomiendan durante la lactancia 90 µg/día (microgramos/diarios) de vitamina k. Las carencias de vitamina k, incrementan los riesgos de sufrir hemorragias. Los alimentos que contienen vitamina k son: espinacas, brécol, coles, lechuga, perejil, coliflor, judías verdes y zanahorias; leche, carnes, huevos, pescados e hígado.

Vitaminas hidrosolubles:

  • Vitamina b-1 (tiamina): se recomiendan durante la lactancia 1,1 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina b-1. Las deficiencias ligeras de esta vitamina provocan irritabilidad, depresión, falta de memoria y falta de concentración. Los alimentos que contienen vitamina b-1 son: arroz, trigo, maiz; hongos, frutos secos, legumbres, verduras y frutas frescas; carnes, pescados, vísceras, huevos y productos lácteos.
  • Vitamina b2 (riboflavina): se recomiendan durante la lactancia 1,7 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina b-2. Sus deficiencias son muy raras en el organismo. Se pueden manifestar por síntomas cutáneo-mucosos, como úlceras en las comisuras de los labios. También pueden provocar trastornos nerviosos y oculares. Los alimentos que contienen vitamina b-2 son: productos lácteos, carnes, hígado, huevos y frutos secos.
  • Vitamina b-3 (niacina): se recomiendan durante la lactancia 18 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina b-3. Esta vitamina contribuye a mantener el buen estado del sistema nervioso, del sistema circulatorio, y de la piel. Los alimentos que contienen vitamina b-3 son: carnes, pescados, leches y huevos; cereales y frutos secos.
  • Vitamina b-6 (piridoxina): se recomiendan durante la lactancia 2 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina b-6. La deficiencia de esta vitamina, provoca diferentes variedades de dermatitis y síntomas neurológicos que incluyen neuritis periféricas. Los alimentos que contienen vitamina b-6 son: hígado, carnes, pescado, espinacas, acelgas, legumbres, cereales fortificados y frutos secos.
  • Vitamina b-9 (ácido fólico): se recomiendan durante la lactancia 500 µg/día (microgramos/diarios) de vitamina b-9. Las carencias de ácido fólico pueden provocar anemia tanto en niños como en adultos. Los alimentos que contienen vitamina b-9 son: vísceras de animales, verduras, legumbres, frutos secos; granos enteros, como las almendras; y en alimentos enriquecidos.
  • Vitamina b-12 (cobalamina): se recomiendan durante la lactancia 2,6 µg/día (microgramos/diarios) de vitamina b-12. Las carencias de esta vitamina provocan que los glóbulos rojos inmaduros, adquieran un tamaño mayor de lo normal, enfermedad conocida como anemia megaloblástica; además pueden provocar trastornos neurológicos a corto y largo plazo. Los alimentos que contienen esta vitamina son: hígado, riñón, carnes, huevos, lácteos y pescado azul. En casos de madres que realizan dietas vegetarianas, incluso sin manifestar signos de desnutrición, deben consultar con su médico, la posible prescripción de un suplemento de vitamina b-12, durante toda la lactancia.
  • Vitamina c (ácido ascórbico): se recomiendan durante la lactancia 85 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina c. La vitamina c es un antioxidante, que beneficia el sistema inmune, y reduce el proceso de envejecimiento. Los alimentos que contienen esta vitamina son: frutas frescas como, kiwi, limón, mandarina, naranja, pomelo y guayaba; hortalizas y verduras como, lechuga, espinaca, brócoli, tomate, pimiento, zanahoria, coliflor y col.

Demandas de minerales

Calcio (ca): se recomiendan durante la lactancia 1300 mg/día (miligramos/diarios) de calcio; 300 mg/día (miligramos/diarios) más, que los recomendados para una mujer no lactante. Durante la lactancia el papel del calcio es fundamental, para el desarrollo del tejido óseo del niño. Para satisfacer las necesidades maternas de calcio, se recomiendan consumir entre 4 y 5 porciones diarias de productos lácteos, como leche descremada, queso descremado y yogur. En caso de no poder tomar lácteos, existen alimentos fortificados, que pueden aportar cantidades apreciables; además, otros alimentos que contienen calcio son: verduras, legumbres, frutos secos, semillas de sésamo, pescados pequeños, cuando se consumen con espinas, como sardinas enlatadas y boquerones fritos.

Fósforo (p): se recomiendan durante la lactancia 700 mg/día (miligramos/diarios) de fósforo. Los alimentos que contienen fósforo son: carnes, leche, huevos, cereales integrales y frutos secos.

Hierro (fe): se recomiendan durante la lactancia 18 mg/día (miligramos/diarios) de hierro. El hierro se absorbe mejor en alimentos de origen animal. Ejemplos: vísceras, carnes rojas, pescado, pollo. También contienen hierro los frutos secos y las leguminosas.
Combinar los alimentos ricos en hierro, con los que contienen vitamina C como el limón, aumenta la absorción del hierro.

Zinc (zn): se recomiendan durante la lactancia 25 mg/día (miligramos/diarios) de zinc. El zinc es esencial para el crecimiento, la inmunidad celular y para la formación de enzimas; interviene en el sentido del gusto, el olfato y la visión. Los alimentos que contienen zinc son: carnes rojas, pescado, leche y leguminosas.

Selenio (se): se recomiendan durante la lactancia 75 µg/día (microgramos/diarios) de selenio. El selenio interviene en el sistema inmune y en la función de las tiroides. Los alimentos que contienen selenio son: alimentos ricos en proteínas, como carnes, pescados y cereales.

Yodo (i): se recomiendan durante la lactancia 155 µg/día (microgramos/diarios) de yodo. Las necesidades de yodo durante la lactancia son elevadas, ya que el bebé debe recibir a través de la leche materna, las cantidades adecuadas para la síntesis de hormonas tiroideas. Los alimentos que contienen yodo son: los pescados, mariscos, algas, y la sal yodada, esta última, se recomienda emplear con moderación, por lo que algunos especialistas aconsejan tomar suplementos de yodo, para garantizar las ingestas necesarias.


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