Prevención de la hipertensión arterial

La hipertensión arterial es la principal causa de consulta a los servicios médicos de atención primaria en todas partes del mundo, estimándose que alrededor de un tercio de la población mundial adulta la padezca. Representa por si misma una enfermedad y también un factor de riesgo para una parte importante de las enfermedades cardiovasculares, como las enfermedades coronarias, la enfermedad cerebrovascular, la insuficiencia cardiaca, la insuficiencia renal, y la enfermedad vascular periférica entre otras.

En los resultados de la “encuesta nacional de salud España 2017”, del ministerio de sanidad, consumo y bienestar social, se muestra el incremento de la hipertensión arterial dentro de la población española entre los años 1993 (cuando los hipertensos eran el 11% del total de la población) y el año 2017, cuando el 19,8 % del total de los españoles eran hipertensos, cifra considerablemente mayor.

Este incremento de los enfermos se asocia a los cambios en el estilo de vida, sobre todo a las transformaciones en los hábitos alimentarios y a la reducción de los niveles de actividad física de la población.

Conceptos básicos

La presión arterial: la presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre impulsada por el corazón sobre las paredes de las arterias. Los valores de presión arterial se expresan en milimetros de mercurio (mmhg). La presión arterial varia durante el ciclo cardiaco, distinguiéndose dos valores extremos:

• Presión arterial sistólica (la alta): se produce cuando se alcanza el valor máximo de presión en las arterias, durante la contracción ventricular (sistole). En esta fase la aorta y otras grandes arterias se distienden con la oleada de sangre, amortiguando su presión y almacenando la sangre en su zona distendida, para devolverla a la circulación durante la relajación ventricular.

• Presión arterial diastólica (la baja): se produce durante la relajación ventricular, cuando se alcanza el valor mínimo de presión en las arterias. En esta fase, aunque el corazón no expulsa sangre, se mantiene una circulación sanguinea, ya que la sangre contenida en la zona distendida de la aorta y otras grandes arterias, al contraerse éstas, circula hacia las pequeñas arterias, vasos y capilares llevando el oxígeno y los nutrientes a todos los tejidos.

Variaciones normales de la presión arterial

La presión arterial es un parámetro variable, por lo que la ocurrencia de las siguientes variaciones, siempre y cuando sean moderadas son normales:

• Variaciones a lo largo del día por el influjo de estímulos emocionales o la realización de esfuerzos físicos o mentales. Por eso la presión arterial suele ser ligeramente más alta durante las horas de trabajo, más baja en los momentos de reposo y aún más baja durante el sueño profundo.

• A lo largo de la vida los niveles de presión sistólica (la alta) se incrementan, sin embargo los niveles de presión diastólica (la baja) se incrementan sólo hasta los 55-60 años, a partir de esa edad, pueden incluso descender.

• Con frecuencia en las mujeres jóvenes saludables los niveles de presión arterial son bajos, llegando a sentir cansancio; sin embargo, estos valores aumentan con el paso de los años, pudiendo igualarse o ser superiores a los del sexo masculino a partir de la menopausia.

• Las mediciones frente al profesional sanitario en hospitales, consultorios o farmacias, suelen ser superiores a las realizadas en la tranquilidad del hogar, por la familia o la propia persona, fenómeno conocido como efecto de la bata blanca.

Presión arterial normal e hipertensión arterial

Las lecturas de la presión arterial se expresan como dos números; el primero o superior expresa la presión arterial sistólica (la alta) y el segundo o inferior expresa la presión arterial diastólica (la baja). Por ejemplo: 120/80 mmhg; se lee 120 con 80 milimetros de mercurio:

• Presión arterial óptima: se considera cuando se obtienen de manera persistente cifras inferiores a 120/80 mmhg.

• Presión arterial normal: se considera cuando se obtienen de manera persistente cifras entre 120/80 y 129/85 mmhg.

• Hipertensión arterial (HTA): se considera cuando se obtienen de manera persistente cifras iguales o superiores a 140/90 mmhg.

Factores de riesgo para la hipertensión arterial

Factores de riesgos no modificables:

• La edad: los riesgos de padecer hipertensión arterial se incrementan por el efecto del envejecimiento de los órganos y sistemas con el paso de los años. Se estima que el porciento de personas mayores de 60 años que padecen hipertensión arterial en el mundo es del 60%.

• Herencia familiar: los individuos con un progenitor o ambos hipertensos, corren un riesgo mayor de padecer hipertensión arterial.

• Sexo: en el sexo masculino existe un riesgo mayor de padecer hipertensión arterial que en el femenino en edades más tempranas. A partir de los 45 años con el arribo de la mujer a la fase postmenopáusica los riesgos se igualan.

• Los afrodescendientes: se ha verificado una mayor incidencia de casos de hipertensión arterial en individuos de piel negra.

Factores de riesgos modificables:

• El sobrepeso y la obesidad: las personas que padecen obesidad o se encuentran sobrepeso, corren un riesgo mayor de hipertensión arterial que las personas delgadas. Se ha comprobado, que en las personas obesas hipertensas, las pérdidas de peso están acompañadas de la disminución de los niveles de presión arterial.

• La ingestión de bebidas alcohólicas: el consumo de alcohol eleva la presión sanguínea. Los individuos que ingieren cantidades elevadas de bebidas alcohólicas con frecuencia corren un mayor riesgo de padecer hipertensión arterial; sin embargo, el consumo moderado de vino durante las comidas, está asociado al incremento de los niveles de lipoproteínas de alta densidad (colesterol bueno) en sangre, lo que reduciria el riesgo de padecer hipertensión arterial.

• El hábito de fumar: los fumadores corren un mayor riesgo de padecer hipertensión arterial; asimismo, los hipertensos que consumen grandes cantidades de cigarros, padecen con mayor frecuencia cuadros de hipertensión maligna, trastorno que provoca índices muy elevados de presión arterial y graves complicaciones cardiovasculares.

• Consumo de cafeina: la ingesta de cafeína en forma de café, té o refrescos de cola, puede provocar incrementos importantes de la tensión arterial.

La dieta: las personas que incluyan en la dieta los siguientes alimentos, sin las debidas restricciones, corren mayores riesgos de padecer hipertensión arterial:

• Alimentos elaborados con mucha sal y/o grasas saturadas, como salsas o fritos.

• Embutidos, ahumados, salazones, vísceras y carnes rojas.

• Alimentos precocinados, como caldos y sopas de sobres.

• Alimentos en conservas.

• Derivados lácteos grasos.

• Margarinas, bollerías, dulces y refrescos con gas.

• Frutos secos salados.

• Bebidas alcohólicas.

El sedentarismo: las personas con niveles de actividades física muy deprimidos, corren mayores riesgos de padecer hipertensión arterial. La práctica regular de ejercicios incrementa los índices de lipoproteínas de alta densidad (colesterol bueno) en sangre y reduce las de baja densidad (colesterol malo), lo que favorece la reducción de los niveles de presión arterial. Se estima que el ejercicio dinámico, como andar deprisa, subir escaleras, trotar, nadar o montar bicicleta, cuando se realiza de manera regular, puede reducir los niveles de presión arterial entre 5 y 7 mmhg en hipertensos y entre 2 y 3 mmhg en personas saludables.

La personalidad: durante los enfados o berrinches que sufren las personas con una personalidad agresiva, hostil o compulsiva, se incrementan los niveles de presión sanguinea; si los enojos ocurren de manera frecuente, se incrementan los riesgos de padecer hipertensión arterial.

El estrés: la exposición prolongada de las personas a los efectos del estrés, provoca las mismas consecuencias que la personalidad agresiva, aumentando por lo tanto el riesgo de padecer hipertensión arterial.

Consecuencias de la hipertensión arterial para la salud cardiovascular

El padecimiento de hipertensión arterial incrementa los riesgos de padecer las siguientes enfermedades cardiovasculares:

• Hipertrofia del ventriculo izquierdo.

• Angina de pecho e infarto del miocardio.

• Accidente cerebrovascular.

• Insuficiencia cardiaca.

• Enfermedad vascular periférica.

• Retinopatia hipertensiva.

• Insuficiencia renal cuando se combina la hipertensión arterial con altos índices de glucosa en sangre en personas diabéticas.

Modificaciones del estilo de vida para la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial:

• Chequear los niveles de presión arterial y mantenerla controlada en caso de estar
  elevada.
  
• Reducir el peso corporal si padec