La dieta Mediterránea en España
La dieta mediterránea en España continúa ligada a un patrón alimentario definido, caracterizado sobre todo por la variedad de platos sabrosos y frescos, en los que predominan:
- El consumo abundante de frutas.
- Las grasas saludables provenientes del aceite de oliva.
- El consumo moderado de vino, sobre todo en las comidas.
Sin embargo, aunque la dieta media en España continúa de manera general siendo satisfactoria, se van produciendo cambios provocados fundamentalmente, por el desarrollo económico, la disponibilidad de alimentos, la urbanización y la globalización, que están modificando las características de la dieta mediterránea.
Las diferencias entre los modelos de las dietas entre los países del norte y el sur de Europa, muy marcadas en los años 50 del pasado siglo, se reducen, los países del norte modifican sus patrones, para hacerlos más parecidos a los del mediterráneo, con el fin de consumir alimentos más saludables, mientras, en los países mediterráneos, se han recibido también influencias ajenas, que en la mayoría de los casos, reducen las virtudes de su dieta tradicional.
Posibles causas de las modificaciones de la dieta mediterránea en España
El abandono progresivo de la agricultura familiar y la incorporación de la mujer al mercado laboral, reducen la disponibilidad de tiempo para la planificación, compra y elaboración de una dieta caracterizada, por la variedad de platos, realizados a partir de alimentos frescos.
Las transformaciones en la composición de las familias, modificó los hábitos alimentarios tradicionales y redujo la transmisión de una rica cultura culinaria, favoreciendo la incorporación de alimentos y costumbres de otras regiones.
La publicidad del ocio, como principal ingrediente de la calidad de vida, incrementó las comidas rápidas, en la casa o restaurantes, con el fin de destinar más tiempo, a la televisión u otras distracciones.
Los cánones de belleza que exaltan las figuras delgadas, incitan a la preocupación excesiva por la pérdida de peso, provocando el auge de dietas que reducen o suprimen los cereales, leguminosas y aceites, y los sustituyen por alimentos hiper-proteicos, con el fin de transformar la imagen, a corto plazo.
La expansión de las ciudades, generando empleos mejor remunerados, atrajo a muchas personas de todas partes, que encontraron beneficios económicos, difundiendo la idea sobre todo en la juventud, de rechazo a lo rural, lo tradicional, lo natural y saludable.
Factores que contribuyen al mantenimiento de algunas características de la dieta mediterránea en España
Las profundas raices histórico-culturales de la dieta mediterránea, su amplia distribución geográfica, su abundante número de ingredientes y formas de prepáralos, permiten que esta se transforme y se adapte, manteniendo siempre elementos característicos, aún en condiciones adversas.
Los probados beneficios que reporta a la salud, reduciendo los riesgos del padecimiento de enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares, obesidad, asma bronquial, diabetes, y patologías neuro-degenerativas como el Alzheimer, el Parkinson, y la depresión.
Los valores nutritivos óptimos, provenientes del empleo de una base de origen vegetal muy abundante y variada, caracterizada por una baja densidad energética, un bajo índice glicémico, adecuados índices proteicos de origen vegetal y animal y el reducido empleo de grasas saturadas y trans.
La adecuada divulgación de sus valores a nivel global y el reconocimiento de diferentes organizaciones prestigiosas a nivel mundial que reconocen los valores de la dieta mediterránea, como modelo a seguir, para lograr una mayor calidad y esperanza de vida.
Principales transformaciones en la dieta mediterránea desde que fue dada a conocer al mundo a finales de la década del 50 del pasado siglo hasta la actualidad.
Transformaciones con aspectos mayormente desfavorables:
- Se redujeron las ingestas medias de cereales: los cereales están compuestos en su mayor parte por hidratos de carbono complejos, se asocian con la reducción de la diabetes y algunos tipos de cáncer. Se recomienda que aporten más del 55% de la energía que necesita el organismo diariamente. Se incluyen en este grupo trigo, arroz y maíz.
- Se redujo el consumo de legumbres: las legumbres son fuentes de proteínas de buena calidad, hidratos de carbono complejos y considerables cantidades de fibra. Son ricas en minerales como calcio, potasio, magnesio, hierro y zinc. Contienen vitaminas como la b1, b2 y ácido fólico.
- Se redujo el consumo de aceite de oliva y se aumentó el consumo de grasas saturadas: con el incremento del consumo de carnes y leche, aumentaron las ingestas de grasas saturadas, que combinado con la reducción del consumo de aceite de oliva, perjudican la calidad de la dieta.
- Se redujo el consumo de hortalizas: las hortalizas poseen bajo contenido energético y elevado contenido de fibras, vitaminas y minerales.
- El aumento del consumo de carnes: el consumo elevado de carnes, puede incrementar los valores de grasas saturadas, contenidos en éstas, constituyendo un riesgo para la salud. La proteína de las carnes, se absorbe en mayor proporción que las de origen vegetal, aunque si se consumen alimentos de origen vegetal variados, donde se complementen adecuadamente, se pueden obtener proteínas de altisima calidad.
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