Alimentación de las personas mayores
La vejez es convencionalmente aceptada como la etapa del ciclo vital que empieza alrededor de los 65 años y acaba con la muerte. Sin embargo la edad cronológica no constituye un marcador preciso que indique el inicio de los cambios que caracterizan esta etapa. Actualmente la mayor esperanza de vida y la mejora en el estado de salud de la población que llega a esa edad, retardan en muchos individuos, la aparición de las limitaciones físicas que revelan la llegada de la vejez.
El envejecimiento es un fenómeno complejo que abarca cambios morfológicos y fisiológicos que aparecen como consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos, provocando una disminución de la capacidad de adaptación de cada uno de los órganos, aparatos y sistemas, así como de la capacidad de reacción ante los agentes dañinos que inciden en el individuo. Sin embargo aunque estas modificaciones son irreversibles, a través de diversas medidas se pueden aminorar, al menos en parte, los efectos negativos del proceso de envejecimiento.
Factores que influyen en el proceso de envejecimiento
Factores genéticos (envejecimiento intrinseco o primario): dependen de la mejor o peor carga genética con la que nace cada sujeto. Este factor afecta a todos los individuos sin excepción y a todos y a cada uno de los componentes del organismo, incluyendo aquellos órganos y sistemas vinculados con la nutrición. Su acción es inevitable, aunque brindan un estrecho margen para atenuar o retardar sus efectos, si se realizan intervenciones oportunas y efectivas a nivel preventivo.
Factores ambientales: son los cambios que tienen su origen en las enfermedades, accidentes, mutilaciones quirúrgicas y sus secuelas correspondientes, acumuladas a lo largo de la vida. Estos factores pueden reducir la longevidad del individuo, o modificar en distinto grado, su calidad de vida. Pueden ser modificables si se adoptan medidas preventivas, como la vacunación, el seguimiento de dietas saludables, y el cumplimiento de normas de seguridad e higiene, entre otras.
Estilo de vida: dentro de los elementos que más influyen en este factor, están el grado de actividad física mantenido, la calidad de la alimentación y el mayor o menor contacto con sustancias tóxicas como el tabaco y el alcohol, entre muchas otras. Este grupo de factores es el más modificable a nivel preventivo a lo largo de toda la vida.
Aunque no cabe duda de la influencia decisiva de los factores genéticos, debemos resaltar que el mantenimiento de un adecuado estado nutricional a través de la dieta nos permite:
- Aminorar los cambios relacionados con el proceso de envejecimiento.
- Mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
- Reducir los efectos de los padecimientos más frecuentes.
- Contribuir al mantenimiento de un estilo de vida independiente.
Causas que incrementan los riesgos de sufrir desequilibrios o carencias nutricionales en las personas mayores
Cambios en el aparato digestivo.
En la boca: La pérdida de piezas dentales provocan dificultades de masticación e insalivación reduciéndose la capacidad de absorción del alimento. Además pueden motivar la reducción o supresión de ciertos grupos de alimentos (los frutos secos y las carnes magras) por las dificultades para masticarlos y triturarlos, siendo sustituidos por alimentos fáciles de masticar, sin tener en cuenta el valor nutricional.
El mal funcionamiento de las glándulas salivales provoca la reducción del flujo de saliva (xerostomia), perjudicando la formación del bolo alimenticio, creando dificultades para tragar.
La disminución de la eficacia de las papilas gustativas, reducen la sensibilidad a los sabores dulces y salados, lo que justifica la preferencia de las personas mayores por los alimentos fuertemente sazonados, muy dulces o muy salados, y el rechazo a las dietas con los niveles adecuados de estos ingredientes.
En el estómago:
- Disminución de la secreción gástrica, perjudicando la degradación de los nutrientes.
- Reducción progresiva de la función motora.
- Los cambios de la mucosa gástrica y en las glándulas digestivas provocan un descenso de la capacidad funcional digestiva e incrementan la sensación de saciedad con menor cantidad de comida.
En el intestino:
- Tendencia a la atrofia mucosa.
- Formación de vejigas o bolsas (diverticulos) en la pared del intestino.
- Acortamiento de las vellosidades del intestino delgado dificultando la absorción de algunos minerales y vitaminas esenciales, como el hierro, el calcio y el ácido fólico.
- Se reduce la motilidad intestinal y la superficie intestinal útil para la absorción.
- Se atrofia el músculo propulsor, provocando cambios estructurales (diverticulosis) y funcionales (estreñimiento) del colon.
En el hígado y en el páncreas:
- El hígado se reduce de tamaño y se producen mínimos cambios funcionales, como la disminución del flujo sanguíneo, reduciéndose su capacidad de desintoxicar el organismo de ciertos alimentos y fármacos.
- El páncreas reduce los niveles de segregación de bicarbonato y otras enzimas, lo que provoca la aparición de intolerancias y otros trastornos digestivos.
Cambios metabólicos:
- Se produce una peor respuesta de las hormonas reguladoras como la insulina, el glucagón, la grelina y la leptina.
- La cantidad mínima de energía necesaria para mantener la vida disminuye entre un 10 y un 20% entre los 30 y 75 años, debido a la reducción de la masa muscular.
- La concentración plasmática de colesterol disminuye progresivamente a partir de los 70 años.
- Se puede presentar la intolerancia a la lactosa debido a una disminución en la actividad de la lactasa.
- Aumenta la incidencia de la diabetes, a menudo asociada al sobrepeso.
- Se pierde la capacidad para aumentar la absorción intestinal del calcio, en caso de ingestas deficitarias de este mineral.
Cambios en la composición corporal:
- Aumento de la masa grasa. Pasa de un 15% del peso corporal de un varón adulto, a un 30% de un adulto mayor de 75 años. Asimismo se modifica la distribución de la grasa en el organismo. Se reduce la grasa subcutánea y de las extremidades y aumenta la depositada en el tronco. La grasa corporal depositada en el abdomen y en la parte alta del cuerpo puede suponer un mayor riesgo para la salud.
- Se produce la disminución del compartimento muscular, produciéndose una reducción de la fuerza y la tolerancia al ejercicio físico, incrementando el riesgo de sufrir alteraciones del equilibrio y de la marcha, que le predisponen a sufrir caídas.
- Disminución de la masa ósea a causa de la desmineralización de los huesos. Se produce por alteraciones endocrinas y por la ingesta insuficiente o absorción deficiente de calcio y/o de vitamina d. Este trastorno puede provocar fracturas, incrementando el deterioro de la calidad de vida, por la discapacidad residual.
- Reducción en el contenido de agua extracelular, y del agua corporal total, con una menor capacidad para mantener el balance hídrico, aumentando el riesgo de padecer deshidratación.
Cambios sensoriales:
- Se manifiestan déficits visuales, auditivos, olfativos y gustativos, que favorecen la reducción del apetito.
- Se produce una pérdida progresiva de las papilas gustativas que afecta fundamentalmente a la parte anterior de la lengua, donde están situadas las encargadas de detectar preferentemente los sabores dulces y salados, provocando la reducción de la atracción por ciertos alimentos.
Cambios renales:
- La función renal se reduce más de un 50% entre los 30 y los 80 años. Este problema afecta aproximadamente a un 75% de la población adulta y provoca la excesiva excreción de proteínas y electrolitos por la orina, alterando el equilibrio hidrosalino.
- Provocan la acumulación de líquido en el espacio extracelular o intersticial (edemas).
- La pérdida proteica provoca, en muchos casos, la malnutrición proteica.
Cambios inmunológicos:
- Disminuye la capacidad de defensa natural, de tal forma que los agentes infecciosos pueden atacar más fácilmente. Las barreras de defensa natural son más débiles, siendo en determinas situaciones nulas.
- Esta situación justifica la prevalencia de un mayor número de enfermedades durante esta etapa de la vida.
Cambios neurológicos: Las enfermedades más relevantes y que condicionan de manera muy severa, el desarrollo de la vida de los ancianos a todos los niveles, son el Parkinson, el Alzheimer y la demencia senil. Los efectos de estos trastornos sobre la alimentación son variables, y pueden ir desde la simple manifestación de manias o [rarezas], hasta
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