La Agresividad y la Asertividad
Una de las mayores barreras para ser asertivo es la confusión entre la asertividad y la agresividad.
Muchas personas evitan ser asertivas porque temen que se les perciba como agresivas, y creen que la asertividad implica imponer su voluntad a los demás y dañar las relaciones.
Sin embargo, a pesar de que ambos estilos se basan en la defensa de los propios derechos, sus objetivos y sus consecuencias son radicalmente diferentes.
La agresividad se manifiesta cuando una persona expresa sus derechos y necesidades sin tener en cuenta a los demás.
El agresivo utiliza el enojo y las exigencias para conseguir lo que quiere, y su único objetivo es ganar a expensas de los demás.
La agresividad puede proporcionar una sensación de poder y de liberación de tensiones a corto plazo, pero a largo plazo, genera culpa, rencor y resentimiento en las relaciones, ya que las personas no quieren trabajar con alguien que es agresivo.
La asertividad, por el contrario, se basa en el respeto y en la comunicación abierta.
El objetivo de la asertividad no es ganar, sino que los propios puntos de vista sean escuchados y tomados en cuenta.
Una persona asertiva expresa sus sentimientos y opiniones de forma directa, honesta y adecuada, sin menospreciar a los demás.
Se basa en el concepto de que ambas partes, el que habla y el que escucha, tienen el mismo derecho a expresarse y a ser respetados.
En un conflicto, la asertividad busca que las dos partes ganen, y no que una pierda.
La asertividad no implica imponer la propia voluntad, sino exponer los puntos de vista de tal forma que sean escuchados y considerados.
Si la asertividad se practica con respeto, se pueden resolver los conflictos de forma constructi
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