El Gaslighting y el Tratamiento Silencioso
El gaslighting y el tratamiento silencioso son dos formas de abuso emocional que, aunque son diferentes en su manifestación, tienen el mismo objetivo: controlar a la otra persona y hacerla dudar de su propia realidad y de su valor.
El gaslighting es una de las formas de manipulación más destructivas, ya que consiste en distorsionar deliberadamente la realidad para que la víctima dude de su memoria, sus percepciones y su juicio.
El manipulador niega que haya sucedido un evento, desestima los sentimientos de la víctima con frases como "te lo estás imaginando" o "estás exagerando", o miente sobre lo que se dijo en una conversación.
Con el tiempo, la víctima empieza a preguntarse si realmente tiene razón y su autoestima se ve gravemente dañada.
El antídoto contra el gaslighting es confiar en tu propia percepción y no justificar tus sentimientos.
Una respuesta firme y serena puede ser "entiendo que no lo recuerdes así, pero yo sí, y eso me afecta".
El tratamiento silencioso, o el "retirar la comunicación", es otra forma de abuso emocional que se utiliza para castigar a la otra persona.
Cuando una persona se siente molesta, en lugar de decirlo, se retira de la conversación, se vuelve distante o deja de responder a los mensajes.
Esta forma de castigo emocional no resuelve nada, solo genera ansiedad e inseguridad en la víctima, que queda en el limbo preguntándose qué hizo mal.
El tratamiento silencioso es una forma de control, ya que el agresor obliga a la víctima a buscar su aprobación.
En ambos casos, el objetivo es controlar a la otra persona y despojarla de su poder.
La mejor forma de lidiar con estas situaciones es reconocer el patrón, no participar en él y establecer límites claros.
Si el otro se niega a comunicarse o a reconocer la realidad, es importante no perseguirlo y dejarle claro que estás dispuesto a hablar cuando el otro est�
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