Amenazas y Acusaciones
Las amenazas y las acusaciones son formas de abuso verbal que se utilizan para controlar a los demás, y son altamente destructivas para cualquier relación.
Ambas se basan en el poder y en la inseguridad, y su objetivo es que la otra persona se sienta culpable y se someta a la voluntad del acusador.
Las amenazas son una forma de tomar una relación como rehén.
Cuando una persona no puede obtener lo que quiere a través de una conversación normal, utiliza la amenaza, aprovechando el miedo del otro a perder su relación o su estatus.
El poder en una amenaza reside en el control que el amenazador ejerce sobre aquello que el otro valora.
Por ejemplo, un jefe que amenaza a un empleado con despedirlo si no cumple con una carga de trabajo inaceptable está utilizando el miedo a perder el trabajo como palanca.
La clave para lidiar con una amenaza es reconocer la dinámica de poder y preguntarse por qué se está tolerando este comportamiento.
Las acusaciones, a menudo basadas en la falta de confianza, son un intento de que el otro se sienta culpable por un comportamiento que, en la mayoría de los casos, no ha ocurrido.
El acusador, que tiene un sesgo de desconfianza, interpreta las acciones del otro de forma negativa y se convence de que su interpretación es la verdad.
En un conflicto, la persona acusada se ve obligada a justificar sus acciones, lo que es agotador y frustrante.
El objetivo del acusador es que la otra persona se sienta culpable y, como resultado, cambie su comportamiento para evitar futuras acusaciones.
En ambos casos, la persona que utiliza las amenazas y las acusaciones está operando desde una posición de "yo gano, tú pierdes".
Su falta de seguridad se compensa con el control que ejerce sobre los demás.
La mejor forma de desintoxicar estas situaci
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