Rasgos de Madurez. Enseñar, Autoevaluarse y Buscar Crecimiento
La Madurez como Clave para la Gestión del Estrés
Para poder manejar nuestro estrés, es fundamental que tomemos una serie de decisiones de madurez, las cuales nos permitirán tener un mayor control sobre nuestras vidas.
Cuando somos una persona inmadura, no tenemos control sobre el estrés, no podemos entenderlo y tampoco sabemos cómo manejarlo de una forma que sea efectiva.
A continuación, vamos a reconocer algunos de los rasgos que diferencian a las personas maduras de las inmaduras, para que puedas identificar en qué punto te encuentras.
Estas decisiones no solo definen nuestro carácter, sino que también son la base sobre la cual construimos una vida con menos ansiedad y con un mayor propósito.
Dar vs. Recibir: La Decisión de Enseñar
La primera decisión de madurez es la de elegir enseñar en lugar de simplemente querer ser enseñado, una diferencia fundamental en la forma de ver la vida.
Una persona que no ha tomado el control de su vida quiere sencillamente recibir toda la información, buscando constantemente obtener y que le den desde el exterior.
Por el contrario, una persona que es madura da, enseña a partir de sus propias experiencias y comparte el conocimiento que ha adquirido a lo largo del tiempo.
La persona madura ofrece su tiempo y su sabiduría, mientras que la persona inmadura solo se enfoca en lo que puede recibir de los demás en todo momento.
Este cambio de enfoque, de un receptor pasivo a un dador activo, es una de las señales más claras de un alto nivel de madurez personal.
Autoevaluación vs. Autocrítica: La Respuesta ante el Fracaso
La segunda decisión de madurez se manifiesta en la forma en que reaccionamos ante el error, ya que una persona madura se autoevalúa y una inmadura se autocritica.
Cuando una persona inmadura no logra una meta, como un ascenso, empieza a criticarse a sí misma y a juzgar al mundo, sintiéndose una víctima.
Su diálogo interno se llena de frases destructivas como "no soy lo suficientemente bueno", "soy un fracasado" o "soy un inútil", cayendo en la autocompasión.
En cambio, una persona madura, aunque no consiga lo que quiere, simplemente acepta la situación y comienza un proceso de análisis para poder entender lo que sucedió.
La autoevaluación es un acto proactivo que consiste en ver qué pasó, qu�
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