Desmontando el Mito del Perfil de la Víctima
La Falacia de la Debilidad Personal
Existe un mito extendido y peligroso que sugiere que las víctimas de acoso laboral son personas "débiles", inseguras, conflictivas o con pocas habilidades sociales.
Nada podría estar más lejos de la realidad estadística. Creer que existe un "perfil de víctima" predeterminado es una forma de revictimización que traslada la culpa del agresor al agredido.
Cualquier persona, independientemente de su fortaleza mental, experiencia o jerarquía, puede convertirse en blanco de un ataque si las circunstancias ambientales y el liderazgo tóxico lo permiten.
La vulnerabilidad no es un rasgo de personalidad inherente, sino un estado situacional provocado por la agresión externa constante y la falta de apoyo institucional.
El Alto Desempeño como Factor de Riesgo
Paradójicamente, los estudios demuestran que los perfiles más atacados suelen ser los de alto rendimiento.
Empleados brillantes, creativos, éticos y con gran capacidad de trabajo son frecuentemente percibidos como "amenazas" por jefes mediocres o compañeros envidiosos.
Pensemos en una analista senior que propone mejoras innovadoras en los procesos; un jefe inseguro podría interpretar esta proactividad no como un activo, sino como un intento de dejarlo en evidencia.
En estos casos, el acoso es una herramienta de neutralización: se ataca a la persona no por sus defectos, sino precisamente por sus virtudes, buscando apagar su brillo para que no contraste con la grisura del entorno.
Momentos de Vulnerabilidad Temporal
Si bien no existe una personalidad de víctima, sí existen momentos vitales que los depredadores organizacionales saben explotar.
Situaciones como un embarazo, un divorcio, una enfermedad familiar o incluso ser nuevo en la empresa, colocan al individuo en una posición de menor resistencia temporal.
Los acosadores, con una intuición oportunista, suelen intensificar sus ataques en estos periodos, sabiendo que la capacidad de respuesta de la víctima está mermada.
Es crucial entender que aprovecharse de estas circunstancias es un agravante ético mayor y demuestra la cobardía intrínseca de la dinámica de acoso, que siempre busca golpear donde y cuando más duele.
Resumen
Es falso que las víctimas sean personas débiles o conflictivas; cualquier individuo puede ser blanco de ataques si el entorno y el liderazgo tóxico lo permiten.
Paradójicamente, los empleados de alto rendimiento y ética son frecuentemente atacados porque los jefes mediocres o compañeros envidiosos los perciben como amenazas a su estatus.
Existen momentos de vulnerabilidad temporal, como embarazos o enfermedades, que los acosadores aprovechan oportunistamente para intensificar sus ataques cuando la capacidad de respuesta es menor.
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