Conoce los temores de tu cliente
Los miedos son de las emociones más fuertes con las que debemos aprender a lidiar. En ocasiones, el miedo razonable nos impulsa a abstenernos de tomar determinadas decisiones que pueden llegar a ser perjudiciales para nosotros o tomar otras que pudiesen contribuir a prevenirnos de un futuro mal. Como emoción al fin, los miedos no son el problema, este se encuentra en la capacidad que tenemos para interpretarlos, aprender a controlarlos y saber usarlos en nuestro beneficio.
Nuestro trabajo como coach, centra gran parte de su impacto en las emociones del cliente. Cuando somos capaces de percibir el estado emocional del cliente, podemos elaborar estrategias más acertadas y coherentes con el perfil emocional de este. Durante el desarrollo de la presente guía, estaremos abordando la temática de los miedos en el cliente y la importancia del trabajo del coach a la hora de conocerlos.
Los miedos son emociones complejas, por lo que saber interpretarlos con certeza requiere de cierta habilidad en el entendimiento de las emociones humanas. Por lo general, los miedos surgen para alertarnos de algo, ya sean carencias que tenemos o acontecimientos inciertos que pudiesen llegar a ocasionarnos algún mal. El miedo a raíz de las carencias es uno de los más habituales, este surge ante la necesidad de afrontar una situación para la que no estamos preparados, por ende, nuestra mente trata de alertarnos que la situación que debemos enfrentar nos supera y pudiese resultar en una experiencia amarga.
Cuando hablamos de miedos ante futuros acontecimientos que pueden llegar a ser perjudiciales para nosotros, debemos de entender que esto parte de una interpretación de nuestro propio cerebro. Como interpretación al fin, puede contener numerosos sesgos que induzcan a percibir los eventos de forma sobredimensionada, motivándonos a asumir comportamientos irracionales.
Una vez que entendemos que los miedos por carencias tienen su raíz en la falta de preparación para afrontar una situación que aparentemente nos supera, la forma de trabajar en el control y manejo de estos miedos, no es más que poner atención en cuáles son los elementos que hemos descuidado y que están propiciando que no nos sintamos preparados. Si somos capaces de ir supliendo nuestras carencias mediante nuestra preparación progresiva, lo más probable es que estos miedos desaparezcan por completo.
Si eres capaz de detectar estos miedos en tus clientes, debes orientar tus estrategias y acciones hacia el trabajo en la formación personal, profesional y espiritual de este. De forma tal que logres rellenar el vacío que está provocando estas inseguridades.
Como ya hemos mencionado anteriormente, un segundo grupo de miedos muy comunes son los presentes ante la aparición de futuras situaciones que puedan llegar a ser perjudiciales para nosotros. Este grupo de miedos puede ser un poco más difíciles de combatir, ya que en muchas ocasiones suelen estar motivados por elementos irracionales, que no representan la magnitud real de los acontecimientos. Para trabajar estos miedos en tus clientes, procura realizar un análisis, donde se impliquen en atender a los futuros acontecimientos desde una visión neutral, desmitificando los diversos sesgos presentes y generando acciones para prepararnos de cara a los sucesos que debemos enfrentar.
La preparación sigue siendo aquí la clave para el control y el manejo de los miedos. Si somos capaces de entender cabalmente cada uno de los elementos que provocan el miedo en nosotros, podemos actuar para fortalecer nuestros puntos débiles y prevenir el mayor impacto posible en nuestras emociones. Siempre debemos tener presente que los miedos son solo emociones, no está mal tenerlas, pero no podemos dejar que interfieran en nuestro normal desarrollo y progreso personal.