Gastar en los Demás vs. Gastar en Uno Mismo
¿Cuál es la mejor manera de usar el dinero para aumentar la felicidad? Nuestra intuición, moldeada por una cultura de consumo, nos dice que gastarlo en nosotros mismos “comprando ese nuevo gadget o dándonos un capricho” es el camino directo al placer.
Sin embargo, la investigación psicológica revela una verdad sorprendente y contraria a esta creencia: gastar dinero en otras personas, en lo que se conoce como "gasto prosocial", nos hace significativamente más felices que gastarlo en nosotros mismos.
Aunque el cerebro primitivo, enfocado en la supervivencia, nos impulse a acaparar recursos, la realidad de nuestro bienestar social y emocional es diferente.
Este hallazgo desafía la noción de que el materialismo y la autoindulgencia son las claves de la satisfacción y nos abre la puerta a una forma más generosa y, en última instancia, más gratificante de interactuar con nuestros recursos financieros.
La Evidencia: De las Encuestas a los Experimentos
La evidencia de este fenómeno es sólida y proviene de diferentes tipos de estudios.
Primero, la investigación correlacional: en encuestas a gran escala, las personas que reportaron gastar una mayor parte de sus ingresos en los demás (regalos para otros, donaciones a la caridad) también reportaron niveles más altos de felicidad general.
Curiosamente, la cantidad de dinero que gastaban en sí mismos no tenía ninguna relación con su felicidad.
Para demostrar la causalidad, los investigadores fueron un paso más allá con un ingenioso experimento.
Le dieron a un grupo de participantes una pequeña cantidad de dinero por la mañana. A la mitad se le instruyó que lo gastara en sí misma antes de las 5 de la tarde.
A la otra mitad se le dijo que lo gastara en otra persona. Al final del día, midieron sus niveles de felicidad.
El resultado fue inequívoco: el grupo que gastó su dinero en otros se sintió significativamente más feliz que el grupo que lo gastó en sí mismo.
¿Por Qué "Dar" Sienta Mejor que "Recibir"?
La psicología detrás de este efecto es fascinante.
Gastar dinero en nosotros mismos a menudo solo alimenta la "cinta de correr hedónica"; la emoción de la nueva compra es fugaz y rápidamente nos adaptamos a ella, volviendo a nuestro nivel de felicidad anterior.
Por el contrario, el gasto prosocial tiene beneficios más profundos y duraderos.
En primer lugar, fortalece nuestras conexiones sociales. Hacer un regalo o invitar a alguien a comer es un acto que construye y refuerza los lazos con los demás, que son una fuente principal de felicidad.
En segundo lugar, mejora nuestra autoimagen. Nos hace vernos a nosotros mismos como personas generosas y solidarias, lo cual es gratificante.
Por último, nos da una sensación de impacto y eficacia, al ver cómo nuestra acción tiene un efecto positivo en otra persona o en una causa que nos importa.
Estos beneficios psicológicos son mucho más ricos y sostenibles que el placer temporal de una nueva posesión.
¡Pruébalo Tú Mismo! Ideas Prácticas para el Gasto Prosocial
No necesitas un gran presupuesto para empezar a experimentar los beneficios del gasto prosocial.
De hecho, otros estudios han demostrado que la cantidad de dinero gastado no es tan importante como el acto de dar en sí.
Aquí tienes algunas ideas prácticas y sencillas:
El café pendiente: La próxima vez que estés en la cola de una cafetería, ofrece pagar el café de la persona que va detrás de ti.
El detalle inesperado: Compra un pequeño regalo, como una flor o una chocolatina, para un amigo o compañero de trabajo, simplemente "porque sí".
La cena anónim
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