Los neuromitos
Lastimosamente vivimos en una sociedad que aun da por sentados muchos datos que no poseen respaldo científico algunos. Sobre el sistema nervioso, su funcionamiento y componentes también existe mucho desconocimiento, dando origen a los neuromitos, los que en muchas ocasiones son difundidos por el sistema educativo.
La palabra neuromito, se atribuye al neurocirujano de origen inglés Alan Crockard. Este lo utilizó a fines del siglo pasado, precisamente para definir aquellos datos sin base científica que prevalecen en la sociedad sobre el cerebro humano. Actualmente se sigue empleando para hacer alusión a las falsas informaciones, creencias o interpretaciones en relación a los hechos neurocientíficos.
Usamos solamente el 10% del cerebro
El mito se atribuye erróneamente a Albert Einstein, pero es más probable que su origen provenga de finales del siglo XIX. Durante ese período, investigaciones científicas indicaron que solo se identificaban funciones cognitivas en el 10% del cerebro humano. También se difundió la creencia de que esa parte del cerebro solo se activaba en momentos específicos.
La realidad es que utilizamos el 100% de nuestro cerebro, solo que al ser este un órgano tan potente, consume el 20% del oxígeno del organismo y el 50% de la glucosa. Por un tiempo se creyó que era imposible utilizar todo el cerebro de forma simultánea, ya que el gasto energético sería muy alto, y aunque realmente para la mayoría de las actividades no usamos el 100% del cerebro, esto no es una regla estricta. Gracias a técnicas como las de neuroimagen, sabemos incluso por horas, el cerebro se activa en su totalidad para ejecutar ciertas tareas. En pruebas como la tomografía por emisión de positrones y resonancia magnética, se comprobó que cuando nos encontramos dormidos todas las zonas del cerebro están activas.
Los primeros 5 años de vida son los únicos determinantes
Es cierto que estos cinco primeros años son importantes y determinantes, pero el neuromito se forma cuando se afirman que son los “únicos”. Podemos perfectamente desarrollar habilidades cognitivas y motoras a medida que crecemos, y que constituyen también momentos fundamentales en el aprendizaje. Gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro, tenemos la capacidad de aprender en cualquier etapa de nuestra vida.
Los hemisferios cerebrales.
Curiosamente, estos no regulan las funciones de la parte del cuerpo a la que hacen alusión sus nombres, sino que tienen una relación invertida, ya que el hemisferio izquierdo coordina la parte derecha de nuestro cuerpo y lo mismo sucede con el otro.
Las funciones de los hemisferios cerebrales no son estrictamente fijas y pueden variar entre individuos. Sin embargo, de manera general, se observa que el hemisferio izquierdo suele estar relacionado con el razonamiento lógico, el lenguaje y las habilidades técnicas, mientras que el hemisferio derecho está más vinculado al desarrollo artístico y la imaginación.
Ahora bien, como explicamos esto no es un fenómeno rígido, y el neuromito es precisamente que si lo es. Ambos hemisferios se conectan a través de miles de axones, los que trabajan de forma conjunta e integradora, no de manera aislada.
El efecto Mozart
Hace un tiempo se viralizó la idea de que podemos mejorar la atención y concentración de los niños durante el estudio, si reproducimos de fondo una sonata especifica de Mozart.
Aquí queremos hacer una aclaración: la música si provoca efectos atencionales positivos. Existen investigaciones que reflejan en sus resultados que estos estímulos incrementaban la concentración y la atención, sim embargo el efecto no es muy duradero, y lo que es más importante, no tiene que ser específicamente una sonata de Mozart, sino que varia en dependencia de los gustos personales del individuo.
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