Ética en el Manejo de Instrumentos

Uso Exclusivo y Celo Profesional

Los instrumentos de evaluación psicológica (tests psicométricos y proyectivos) son herramientas tecnológicas de uso exclusivo del psicólogo.

Existe un principio ético fundamental conocido como "celo profesional", que obliga al psicólogo a resguardar este material.

Esto implica no permitir que otros profesionales, estudiantes no supervisados o personas ajenas a la disciplina tengan acceso a los manuales, protocolos de corrección o cuadernillos de preguntas.

El acceso indiscriminado a estas herramientas trivializa su uso y puede llevar a diagnósticos erróneos y etiquetas iatrogénicas que dañan la vida de las personas.

El Peligro de la Filtración y el Abuso

El "abuso" de los instrumentos incluye su aplicación sin un objetivo clínico claro, pero también su difusión pública.

Cuando los ítems de un test, las láminas de Rorschach o las claves de corrección se filtran en internet o se venden libremente, la prueba pierde su validez y confiabilidad.

Si un paciente conoce las respuestas "correctas" o esperadas antes de la evaluación, el instrumento queda inutilizado como herramienta diagnóstica.

Por tanto, es una falta ética grave reproducir material de prueba sin control o enseñarlo a personas que no tienen la competencia legal para utilizarlo.

Adquisición y Venta Restringida

Debido a la sensibilidad de estas herramientas, su venta está estrictamente regulada.

Las editoriales y organismos gremiales (como los servicios de publicaciones de los Colegios o Federaciones) solo deben vender material psicotécnico a psicólogos graduados que presenten sus credenciales vigentes. Esta restricción es un mecanismo de control de calidad sanitaria.

El psicólogo debe ser garante de que en su entorno laboral (escuelas, empresas, hospitales) los tests estén bajo llave y bajo su estricta custodia, impidiendo que administradores o personal de recursos humanos no capacitado los manipulen o interpreten.

Resumen

Los instrumentos de evaluación psicológica son herramientas tecnológicas de uso exclusivo del profesional, quien debe mantener un celo estricto para evitar que personas no cualificadas tengan acceso a ellos.

La filtración pública de los ítems o respuestas de las pruebas invalida su confiabilidad diagnóstica, por lo que su difusión indiscriminada constituye una falta ética grave que daña la profesión.

La venta de este material está severamente regulada, permitiéndose únicamente a psicólogos graduados y solventes para garantizar un control de calidad sanitaria y evitar diagnósticos erróneos por incompetencia.