La culpa: orígenes y tipos
La culpa es una emoción compleja y a menudo dolorosa.
Se clasifica dentro de las llamadas emociones sociales, ya que está intrínsecamente ligada a nuestras relaciones con los demás y a nuestro código moral.
Para gestionarla adecuadamente, es útil conocer sus posibles orígenes. Los psicólogos suelen distinguir entre dos tipos principales de culpa.
Por un lado, tenemos la 'culpa residual'
Este tipo de culpa tiene sus raíces en nuestra infancia. Es una reacción emocional que nos persigue desde niños hasta la edad adulta.
Se forma a partir de las críticas, las normas y las expectativas de nuestras figuras de autoridad, como los padres.
Cuando de adultos realizamos una conducta que en el pasado fue criticada, sentimos culpa. Es como si una vieja grabación se activara en nuestra mente, generándonos remordimientos.
Este tipo de culpa a menudo no se corresponde con nuestro sistema de valores actual, sino con uno heredado.
Por otro lado, existe la 'culpa autoimpuesta'
Este es el sentimiento de culpa que nos obligamos a sentir nosotros mismos en el presente.
Ocurre cuando actuamos en contra de nuestro propio código de valores actual. Por ejemplo, si hemos herido a alguien y nos sentimos mal por ello.
Para muchas personas, sentirse culpable después de haber hecho algo mal es una parte importante del proceso de arrepentimiento.
El propósito fundamental de la culpa es ayudarnos a aprender de nuestros errores.
Busca que nos arrepintamos para que en el futuro actuemos de una forma diferente y más alineada con nuestros valores.
Sin embargo, el problema surge cuando este sentimiento se cronifica y deja de ser funcional.
Resumen
La culpa es una emoción social compleja relacionada con nuestro código moral y nuestras relaciones. Puede ser dolorosa, pero también cumple una función importante en la autorregulación y el aprendizaje.
Existe la culpa residual, que surge de normas impuestas en la infancia. Aunque ya no reflejan nuestros valores actuales, seguimos sintiéndola como una vieja grabación que se activa ante ciertas conductas.
También está la culpa autoimpuesta, que aparece cuando actuamos contra nuestros propios valores. Es útil si nos lleva al arrepentimiento, pero puede volverse disfuncional si se cronifica.
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